(16-Mar-2007) Los Roldán-Almagro, una familia de Valores



Informa: Chema Cejudo

En estos tiempos actuales donde la ausencia de valores se muestra tan a las claras hay personas o grupos que sorprenden por la solidez de los que les rigen. Es el caso de la familia Roldán Almagro de Mairena del Alcor, que ha devuelto en su totalidad los 52.800 euros que percibió para la operación de su hijo Pedro en Portugal, aquejado de paraplejía por un accidente de tráfico.
Todo comenzó hace aproximadamente dos años cuando este chico, que hoy cuenta con 19, se dirigía hacia El Viso en su moto por la A-392 con tan mala fortuna que un automóvil que circulaba en sentido contrario invadió su carril en un giro a la izquierda impactando brutalmente contra él.


Pedro junto a su familia

Operaciones y tratamientos sucesivos tanto en la residencia Virgen del Rocío como en el hospital de San Juan de Dios le tuvieron internado durante casi 9 meses, si bien doctores y cirujanos con sus expertas manos no consiguieron evitar la invalidez de extremidades inferiores que le ocasionó el percance. Muchos e importantes habían sido los daños que obligaron a los galenos a extirparle el bazo, tratarle las múltiples fracturas de costillas, y -lo que es peor- las graves lesiones en sus vértebras 4 y 5, que aún hoy le siguen impidiendo la movilidad de sus extremidades inferiores.

Mairena y El Viso (de donde es natural su padre) pusieron rápidamente en marcha un mecanismo de solidaridad para operarle en el extranjero logrando reunir en poco tiempo la nada desdeñable cantidad de 52.800 euros netos para su tratamiento. Diversas fueron las iniciativas, desde un concierto de bandas de música organizado por el colectivo de músicos donde tocaba la trompeta el chaval, la Presentación de dos Hermanas, hasta un partido de fútbol entre los equipos maireneros de La Barrera y C.D. Mairena, las barras de la pre-feria, y multitud de aportaciones anónimas utilizando una hucha para recaudar entre otras fórmulas.

Tras exhaustivos estudios médicos en Francia y España, la llama de la esperanza se enciende para la familia ante una hipotética intervención en la lisboeta clínica "Egas Moniz", una opción todavía no culminada ante el solapamiento de sus vértebras por la placa de titanio que las recubre para posibilitar mantenerlo erguido. Los médicos no consiguen apreciar su estado para planificar la operación.
Es en el marco de esta dilación cuando una concatenación de circunstancias viene a instigar en los Roldán Almagro el deseo de devolver la cantidad percibida, ya que el seguro les ha practicado una generosa indemnización con la que no contaban, mientras un nuevo caso de necesidad surge en Mairena por postración del joven Manuel Carreño tras un accidente laboral.

El reparto se materializa en 30.000 euros para el trabajador y los 22.800 restantes destino Cáritas, un hecho sin precedentes conocidos en la comarca, que valió a la familia una mención de reconocimiento por unanimidad del pleno mairenero el pasado 27 de noviembre.

Los padres de Pedro, Pedro Manuel y Manuela; al igual que sus hermanas Cristina y Rocío se sienten felices de poder destinar la importante suma a otras personas ahora más necesitadas, aunque se deshacen en elogios a los pueblos de El Viso y Mairena y a sus instituciones públicas y privadas sin dar al hecho más importancia que "una respuesta recíproca al cariño y solidaridad que nos dispensaron en unos momentos tan duros", por los que reconocen se sorprendieron muy gratamente. Todo mientras siguen abiertos a la ilusión de una operación que se dilata por las complicaciones, con la que ansían devolver la movilidad a Pedro.

Una joven vida marcada por una imprudencia.- Hoy el chaval se muestra sereno tras superar la ira inicial contra la conductora causante del accidente (circulaba sin carné), aunque se afana en dejar claro que "yo no iba bebido, ni con una botella en la mano, ni me salté el semáforo como testificó aquella señora", asegura "como tampoco fue fruto de una fatalidad, sino de una imprudencia", puntualiza. A pesar de todo, el joven está alegre y no ha tomado miedo al tráfico hasta el punto que ha sacado el carnet y conduce el coche que le han habilitado. Eso sí, no puede tocar aún el instrumento musical que tanto le gustaba por falta de brío en su abdomen, y ha fracasado en una nueva intentona de estudiar. Porque lo suyo es el trabajo de currante para el que se formaba en la escuela taller del castillo en el módulo de revestimientos cuando ocurrieron los hechos. Y aunque el trabajo no le ha llegado sigue en su intento de ser útil y autónomo, por lo que acaba de realizar otro periplo formativo como mecánico en un concesionario de coches de El viso del Alcor.