Manuel Mairena presente como nunca en el Canto a la Saeta

Informa: Mairena Comunicación Alternativa

- Calixto Sánchez exaltó la oración flamenca repasando su historia ancestral mientras que Antonio Reina elogió la figura del menor de los Mairena, hoy enfermo
- José de la Tomasa, Manuel y Juan Castulo, Mercedes Cubero, Antonio Ortega y Aroa Cala emocionaron a un auditorio casi a rebosar

Puede afirmarse sin pecar de temerario que saeta y Manuel Mairena son casi dos caras de la misma moneda. No en vano, el menor de la Casa de los Mairena se ha prodigado como pocos en la ejecución de este rico palo derrochando su buen hacer a lo largo de su dilatada carrera en los no pocos lugares donde quisieron oírlo, amén de por la maestría mostrada en su dominio de las distintas variables que la oración cantada muestra. Pocas veces, sin embargo, un Manuel Mairena ausente de un escenario estuvo tan presente en él, ya en las imágenes proyectadas este año en la pantalla del escenario de la Exaltación de la Saeta, ya en la mente y el verbo de todos cuantos intervinieron en el longevo certamen que organiza la Casa del Arte Flamenco mairenera.

El acto se celebró a mediodía del domingo 27 de marzo, en la Villa del Conocimiento y las Artes, patio de butacas a rebosar y hambre de saetas a flor de piel. La enfermedad de Manolo, convaleciente de una operación que le tiene apartado de la vida social y artística, lo hizo más presente que nunca en este ambiente que no le es ajeno. Desde Mercedes Cubero a José de la Tomasa, pasando por Aroa Cala, Antonio Ortega y los hermanos Manuel y Juan Castulo, todos los cantaores hicieron votos por la pronta recuperación del "alevín" de la dinastía antes de arrancarse por saetas desde ese balcón de remedo que ya es todo un clásico en el decorado de la exaltación mairenera. Luego, en sus cantes con emoción e interiorización vomitada, todos los cantaores llevaron al público la sublimación de la saeta desde uno de sus santuarios como es Mairena del Alcor. Cada uno en su estilo, desde los más localistas como los hermanos Castulo y Antonio Ortega hasta el arranque de pellizco de Mercedes Cubero y la hondura del de la Tomasa.

Eso en la parte cantada, y dejando constancia de que la oral no le fue a la zaga. Antes al contrario, contó para esta ocasión laudatoria hacia Manolo Mairena con el exaltador de lujo que es Calixto Sánchez. Maestro del cante, el estudio y la didáctica, la suya fue una lección magistral trufada de demostraciones cantadas que repasó la intrahistoria de la saeta (ojalá pudiera hablarse de historia en sentido pleno pero las fuentes oficiales son escasas), desligándola según su opinión de los cantes que los conversos al cristianismo que parió la historia hispana y andaluza entonaron en público como ejercicio de constatación de su fe para ensamblarla directamente con los cánticos conventuales que los monjes prodigaron durante siglos en la calle y templos para rezar junto al pueblo.

Calixto marcó las pautas de su desarrollo y evolución hasta llegar al momento de inflexión que representa Manuel Centeno (Sevilla, 1885-Cartagena, 1961), verdadero artífice de la saeta moderna acogiéndose a un proceso de afianzamiento y consolidación artístico del palo cantaor que comienza en el reinado de Fernando VII, mediando los años de tránsito entre los siglos XVIII y XIX. En ese contexto, como no podía ser menos, Calixto reclamó un espacio para el estilo autóctono de Mairena del Alcor, la también llamada saeta mairenera, sobre la que sostuvo que junto a los cantos de Ánimas de los campanilleros de esa Hermandad (con los que la hermanó) gozan por sí solos de valor y méritos sobrados para su inclusión en el catálogo del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

El acto, presentado con acierto por Pedro Madroñal, se completó con la entrega al pregonero de una placa conmemorativa nada más abrir su segunda parte, poco antes de que el presidente de la Fundación Antonio Mairena, Antonio Reina, dedicara su breve intervención a glosar la figura humana y artística de Manuel Mairena, sobre quien sostuvo "es hoy el poseedor indiscutible de la llave imaginaria que abre y cierra la puerta del cante".