ER CARNAVÁ 2004

Premios: Chema Cejudo

PREMIOS DEL CARNAVAL 2.004, CELEBRADO LA NOCHE DEL PASADO VIERNES DÍA 13:
- Mejor pasodoble a chirigota DOCE DEL PATÍBULO
- Mejor piropo a Mairena LOS GUARDIANES DEL CASTILLO DE LUNA
- Premios Aguja de Oro y a Mejor pasodoble de comparsa para LA VICTORIOSA
- Mejor Cuplé para la chirigota REAL COOPERATIVA DE ALPERCHÍN HASTA LA CORCHA
- Mejor puesta en escena EL QUE VENGA ATRÁ QUE J'ARREE
Cada uno de dichas agrupaciones ingresó 150 euros por cada premio, quedando sin ninguno las debutantes y juveniles LOS MARINERITOS DEL SALAO.¡MILAGRO VI UN PESCAO! y LOS SOBRINOS DEL DIOS DEL VINO, que también obtuvieron buena acogida por parte del público.


Crónica: José Manuel Navarro

Pasados los días de Don Carnal y entrando en los dominios de doña Cuaresma, ya hemos enterrado la sardina y es hora de recapitular lo que ha dado de sí este carnaval. Vayan estas palabras como sentido homenaje a todos aquellos que han hecho posible que estas festivas aguas vuelvan a correr por los antiguos cauces de las atajeas maireneras, sedientas de esta alegre refresco. Pues el Carnaval ha sido siempre tiempo de alegría, el último desahogo permitido antes de los sobrios y penitentes días de la Cuaresma.

Por ello no es de extrañar que se repita en las letras de las agrupaciones la referencia al modelo de diversión más extendido en el ocio juvenil: ponerse "hasta la corcha" en la botellona, aunque sea de alperchín. Los locales de marcha, los bares más frecuentados y las estrecheces del Bulli, convirtieron las coplas en una improvisa guía de la marcha y la juerga, de la mano de los "verdeaores", las salidas del arcoiris, y otros recomendables colegas de la noche. Y encontramos también guiños entre colegas de juerga, como la aguda saeta lanzada por los arqueros elfos a sus compadres, los guerreros del Señor de los Anillos y su juerga cubatera a lomos de remolque de reyes magos, que poco les faltó para ponerlo a dos ruedas y tirar las cajas como los cooperativos.

Y, como no podía ser menos, las letras abundan en cantos a las chicas que les encandilan, Miss España y estanquera incluidas. Pues, no olvidemos, que en la más pura, y rancia, tradición del carnaval, las comparsas y chirigotas son masculinas y las féminas escasean en sus filas. Pero su aportación es fundamental en el maquillaje, la costura, el apoyo moral y físico y la bendita paciencia derramada a espuertas para aguantar pruebas, reuniones, ensayos y nervios antes del estreno. Quizás por ello sorprendió la espectacular y seductora entrada de la primera comparsa, una original puesta en escena que abría marcha a las disciplinadas filas de Los guardianes del Castillo de Luna.

Pero no todo fue juerga. También estuvo presente la "peoná" más larga del mundo, la de los "verdeaores" del Arenal. Guiño de reconocimiento a la labor de una institución, la cooperativa, que supo ser un soporte de la economía de muchas familias de Mairena, y al duro trabajo del campo mairenero en uno de sus pilares básicos: el verdeo.

El piropo a Mairena quedó, a juicio del jurado, algo flojo. Quizás se esperaba otra cosa, recordando los "sentios quejios" que nos llegan de Cádiz, maestra de larga experiencia en esto del quehacer carnavalesco. Por aquellas tierras las agrupaciones ponen a parir al más "pintao", ayuntamiento incluido, pero se deshacen en alabanzas para su "Cai". Gustó mucho al público el recorrido que hizo "El que venga atrá que j'arree", paseando nuestro recuerdo por los elementos más queridos de Mairena. Una panorámica que quizás con más pasión y en un tipo menos guasón que las marilocas, hubiese "levantao" el vello de más de uno y el premio del mas duro jurado.

Tal vez consideraron mejor otorgarlo al emotivo canto a la Mairena vieja, la moruna y misteriosa, intuida más que conocida, a la leyenda de imposibles amores y galerías escondidas, en los "quejios" de los guardias de la vieja atalaya, que tuvieron en su actuación, su tipo y sus voces, un continuo piropo a nuestra Mairena soñada. Para algunos queda la idea de que quizás estas dos agrupaciones debieron intercambiar los premios, y llevarse los disciplinados guardianes y su seductora danzarina el de presentación y las locas panteras rosas el del piropo.

Pero para piropo el que tiraron los guardianes, que como propio de moros polígamos, lo lanzaron por sorpresa a todas las mujeres de Mairena, bajo la cobertura de las admiradas formas de Mis España.

Los marineritos cantando al flamenco y a Antonio, con buena letra, versos cortos, sentir hondo y poema claro, lanzaron su caña muy larga, pero les faltó un poco de coordinación, echarle el alma, como decía el llorado maestro y las tablas que da el rodaje. Y no necesitaron para piropear a Mairena referirse a nuestros obligados vecinos. Aunque, tenemos que reconocer, como "Los 12 del patíbulo", que efectivamente, no es lo mismo, "ser alcoreño que ser viseño". En la comparación salió a relucir hasta la Recovera, "la miss empitoná" de los reales cooperativos, bronce surgido, bueno es recordarlo, de las mismas manos maireneras que hicieron nuestro "Caballo de la Feria".

Como era obligado en Carnaval la actualidad del pueblo salta al escenario: las calles levantadas, el fango, los enchufados para ver las actuaciones, los curiosos sorteos del equipo de fútbol, los puestos de diputación, las tiendas de ropa tradicionales, el "trabajo" de los funcionarios, y los paseos motorizados de los municipales. También como cosas muy nuestras hizo saltar alguna lágrima el lamento y el homenaje a los que se marcharon, dejando hondo recuerdo y huella imborrable, en la voz de jóvenes gargantas que dedicaban sus pasodobles a Kikito de Veracruz y a Dominguito.

Una compañía de arqueros medievales, con más de guasones que de elfos, cumplió con su premonitorio nombre, saliendo victoriosa del concurso llevándose en sus aljabas, junto a las flechas, dos premios: la Aguja de Oro, por el tipo y el Mejor Pasodoble de Comparsa. El haber pasado los lunes al sol les sirvió de experiencia y esta vez se acogieron a la fresca sombra del bosque.

Pero los que calentaron el local fueron "El que venga atrá que j'arree", la chirigota que este año presenta la Banda el Pijama, fresca, alegre y alocada, como debe ser una chirigota, pero con el suficiente sentido y saber estar en el escenario. Rebosando gracia, demostrando tablas y encajando y replicando a las ocurrencias del público, pudieron llevarse de calle el concurso.

Las otras dos chirigotas veteranas, béticos "verdeaores" y "colgaos" patibularios de corbata de esparto, se llevaron los otros premios (la primera al cuplé y la segunda al pasodoble), demostrando en el escenario lo que es una chirigota en el más puro sentido del carnaval: juerga y guasa "pa renventá", arrancando carcajadas a un público, que quizás tardó una "mijita" en calentarse. Todavía quedaba entre ellos uno de los "seisex" del año pasado, jugueteando ante la pareja del año en una boda imposible y caótica.

A las dos jóvenes agrupaciones que se estrenaban, la inseguridad, los nervios y la indecisión de los debutantes les hizo pagar la novatada ante unas agrupaciones ya más fogueadas, mejor coordinadas, con más tablas, buen tino en las letras, experiencia en coger el tono y saber moverse en un escenario.

Los "marineritos del Salao" no lograron pescar nada en el concurso. Estuvieron atinados en el tema, afinados en alguna de sus letras y espléndidos en la denuncia de un arroyo muy nuestro y tan contaminado, hasta el punto de calificar de milagroso el poder ver un pez en sus aguas y al que dice que lo ha visto, ponerlo a vender cupones. Los turistas griegos, sobrinos del dios del vino, amigos de botellona, de cortas túnicas (aunque algunas niñas, y no tan niñas, del público, a tenor de sus peticiones, las consideraron largas), quizás debieron atender un poco más a definir el tipo y coordinar las voces. Es ya buena cosa el trabajo realizado por ambas agrupaciones, las ganas, el esfuerzo y la dedicación que demostraron. Estas virtudes, junto a la soltura de algunos de los componentes en el escenario, auguran buenas perspectivas para próximas ediciones.

 

Quizás para entonces la cosa coja un poco más entrenado a nuestro modesto Quijote, atento y activo cicerone que no atinaba, en toda una noche de frustrados intentos, a meterse por la oscura raja y hubo de oficiar, en justa penitencia, más propia de inexperto amante que de talludito pater, el entierro de la sardina. Buena idea recuperar esta tradición, que algunos recordamos, cuando se iba a quemarla allá al Cebrón. Mucha gente en la sardinada pero poca en la procesión, y eso que en Mairena somos de cumplido. Por cierto ¿Dónde estaba la policía, que la desconsolada viuda tuvo que dejar el duelo y cortar el tráfico ella misma? De todas formas, tras el aguacero de la tarde anterior, que bien fastidió a los hermanos del Cautivo, lució una buena mañana para salir, de sol bobo y suavón, agradable para refrescarse con cerveza. Y al olor de las sardinas, como siempre, se congregaron jóvenes con sueño atrasado y familias con niños de paseo.

No estaría de más recordar a nuestro ayuntamiento y sus esfuerzos por fomentar las actividades culturales. Que no es mala señal que con la cantidad de actividades y promociones en las que está metido solo reciba críticas el alcalde. Su "estratégica" retirada en la pasada edición del concurso no escapó de los dardos carnavaleros y de un modo u otro casi todas las agrupaciones lo recogieron en sus letras o lo improvisaron en su actuación.

Buen acierto fue incorporar a los más pequeños y así ir creando cantera. Mejor idea la decidirse a sacar el concurso a la calle aunque sea a cañonazos desde una furgoneta. Y buen pulso el lanzar el pasacalles y las actuaciones, pues atrevida y valiente cosa es llevar el carnaval a las plazas, a los barrios, que Mairena es muy grande y a la gente le gusta quejarse pero le cuesta moverse.

¡Mairena! Si queremos carnaval tendremos que poner todos un poquito, unos actuando y otros asistiendo, que el pasacalles y los tablaos, sin público ... ya me dirán. Y por cierto, para otro año, previendo la llorona venganza del guasón febrero, las actuaciones "bajo techao", que tener una caseta municipal permanente en el real de la mejor feria del mundo no es un lujo; en Mairena, es una necesidad.

La oportunidad ofrecida por la cafetería la Noche allá por el 2002, que recoge acertadamente el ayuntamiento en el 2003, parece dar por fin alas a este polluelo, que es el carnaval mairenero. Esperemos que termine de levantar el vuelo y, como los cernícalos del castillo, lo veamos volar sobre las torres cada febrero.