Por un millón
de pasos. Caminar y aprender simultáneamente.
(Esta actividad se llevó a cabo el pasado 27 de mayo)
Mairena ha sido considerada
tradicionalmente como una villa agrícola pero realmente su perfil a alo
largo de la historia ha sido más bien agro-industrial, pues una parte
considerable de su estructura productiva ha estado dedicada al procesado industrial
de los productos agrícolas cultivados en la vega y los alcores. Esto
explica la importancia de las construcciones dedicadas a esta labor industrial
que han existido en nuestra localidad desde época romana.
Los alumnos de los colegios Antonio González e Isabel Esquivel han tenido
ocasión de conocer algunos de estos restos históricos en el paseo
efectuado el pasado día 27 de mayo guiados por el profesor José
Manuel Navarro Domínguez.
Esta excursión se incluye en la segunda edición del proyecto "Por
1 millón de pasos" que pretende que las asociaciones locales alcancen
un millón de pasos en el plazo aproximado de un mes durante sus paseos
por los senderos y caminos rurales del municipio, que se contabilizan a través
de podómetros. Está promovido por el Distrito Sanitario Sevilla
Norte en colaboración con la Delegación de Salud del ayuntamiento
y las asociaciones locales de Familiares de Enfermos de Alzheimer Maharana,
Fibroalcores, Cardioalcor, Llamarada de Fuego y Vecinos de El Patriarca, y las
AMPAs de los colegios Juan Caraballo, Isabel Esquivel y Antonio González.
Entre los objetivos de esta campaña figuran reforzar el ejercicio físico
del paseo o la caminata para aquellas personas que ya lo practican e incorporar
este hábito saludable en quienes aún no hacen actividad física
de forma habitual.
El paseo comenzó sobre las 10 de la mañana delante de la residencia
de ancianos de Alconchel, desde donde se puede admirar perfectamente la torre
de la viga del molino de aceite situado junto a la casa palacio. El molino de
aceite cuenta con tres partes bien diferenciadas: la muela, la viga y la sala
de tinajas. La primera, formada por un cono de piedra que gira sobre una solera
circular, servía para estrujar la aceituna y eliminar el alperchín.
La pasta resultante se colocaba en capachos de estera y se ponían en
la viga. Para contrarrestar la presión necesaria en la viga se construía
una gran torre maciza sobre ella. En ella se comprimía los capachos haciendo
palanca para extraer el aceite. Este aceite se guardaba en grandes tinajas donde
se decantaba. Dado el carácter graso del aceite el molino necesitaba
una gran cantidad de agua para la limpieza de las instalaciones por lo que siempre
se situaban junta a las fuentes.
El grupo bajó por la vereda de Luchena, realizando varias paradas para
analizar el paisaje que se domina desde el camino y los restos de los muros
de varias villaes romanas que pueden verse a los lados del camino. Estas villaes
eran construcciones rurales de gran tamaño, similares a los cortijos
y haciendas actuales, dedicadas a la explotación agraria. Se situaban
junto a arroyos y manantiales naturales. Algunos autores interpretan que el
nombre de Mairena puede derivar de Marius, miembro de un rico linaje de Carmona
y posible propietario de una de las villas. Generalmente el dueño de
la villa explotaba sus tierras cediéndola a colonos, que percibían
por su trabajo una parte de la cosecha. En este paraje se encontró el
fragmento de escultura de Sileno, conservado en el Ayuntamiento de Mairena del
Alcor. Es un busto que representa a un genio, semidiós o espíritu
menor del pueblo frigio, asociado a los manantiales. Según la mitología
su cuerpo era mitad de hombre (anciano calvo, gordo y barbudo) y mitad de animal
(con patas de cabra o caballo, según la representación) y formaba
parte del cortejo del dios Dionisios.
Continuó el grupo camino de Luchena. En época musulmana era una
aldea situada junto al arroyo formado por el agua de la fuente de Alconchel.
La aldea contaba con una torre de defensa. Los caballeros de la orden militar
de Calatrava lo tuvieron como donadío en 1253. El donadío fue
abandonado por los caballeros, probablemente tras la revuelta 1264 y la marcha
de buena parte de la población mudéjar hacia el reino de Granada.
El cortijo perteneció a los duques de Arcos y posteriormente al convento
de San Agustín de Sevilla. Contaba con dos caseríos, el primero
contaba cono casas para el capataz y los trabajadores, una capilla, varios cuartos
bajos, cuadras, almacén, molino de aceite y horno para cocer pan, dispuestos
entorno a un patio con un pozo. El segundo caserío se dedicaba exclusivamente
a la labor, era más pequeño y contaba con caballeriza, cuadra,
almacén, pajar y varias salas de uso diverso.
El grupo continuó por la vía verde en dirección hacia los
molinos. En la ladera del escarpe de Mairena se localizan cuatro molinos harineros,
llamados "de la Latera" (el más próximo al casco urbano,
en cuya atarjea existe un lavadero público desde el siglo XVII), "de
la Tranca", "de los Arcos" (por los arcos que sostienen su atarjea)
y "del Culebro". Los edificios actuales los construyó a fines
del s. XVIII el negociante Francisco del Campo y Amat sobre la base de algunos
molinos anteriores derruidos. Los molinos cuentan con largas atarjeas, algunas
de 100 m., con un desnivel inferior al natural de la ladera. Esto permite que
el agua alcance una gran velocidad al caer por el cubo situado al final de la
atarjéa y consiga la fuerza necesaria para impulsar el rodezno (la rueda
de madera) que mueve las piedras del molino. Para conseguir el máximo
aprovechamiento de la corriente la atarjéa de cada molino está
construida al nivel de base del molino situado inmediatamente corriente arriba.
A principios del siglo XX la mecanización del proceso de producción
de harina mediante molinos eléctricos dejó sin función
a los molinos de agua y actualmente todos se encuentran abandonados.
El paseo continuó por la vía verde de los Alcores, que es en realidad
el trazado de la antigua vía férrea Sevilla-Alcalá-Carmona
que comunicaba estas poblaciones. El ferrocarril se inauguró en 1873.
La línea completa tenía unos 42 km. Partía de Sevilla de
la estación de La Enramadilla, pasaba por Alcalá, Gandul, Mairena
y El Viso y terminaba en Carmona. Sirvió para el transporte de productos
agrícolas (trigo, harina, pan, aceite y frutas) de Los Alcores hacia
la capital. En la economía local, hasta entonces dominada por el cereal,
creció la importancia del aceite y la naranja, que desde fines del siglo
XIX pudieron venderse fuera gracias al tren. En la década de los 70 se
reduce fuertemente el tráfico rodado en la línea debido a la competencia
de autobuses y camiones. En 1975 se suprimió el servicio.
Finalmente sobre las 12 y media el grupo emprendió la subida al alcor
por la cuesta del Chorrillo, formada por el antiguo desagüe del manantial
de la huerta del mismo nombre. Pasamos junto al polígono industrial de
Gandul, exponente del presente industrial de la villa. Para terminar, el grupo
pasó por el borde superior del escarpe, para admirar la extraordinaria
vista del castillo desde el camino que discurre a los pies del muro exterior
del instituto María Inmaculada.