Antonio
Domínguez Sánchez |
El 22 de Febrero de 1896, en Mairena del Alcor, en el seno de una familia humilde, nace Antonio Domínguez Sánchez. Sus padres se llamaban Silvestre y Concepción, los cuales dieron a su hijo una educación ejemplar. Antonio tuvo un gran número de hermanos, como por ejemplo Felisa, Manuela y Dolores.
De niño, fue al colegio de D. Juan Caraballo, donde era uno de los más adelantados de la clase. Al ser una unitaria con sesenta y tantos niños. D. Juan le explicaba primero la lección a Antonio, para que luego este se la explicase a otros niños.
A los nueve años ocurre un hecho que marcará su vida. D. Jorge Bonsor compra el Castillo de Luna. El arqueólogo y pintor se afincó en Mairena y comienza a hacer obras de restauración en el castillo. Su padre comienza a trabajar de albañil con Jorge Bonsor y a través de este consigue su primer trabajo que consistía en ir a recoger todas las mañanas a las 8, a la estación del tren, los periódicos traídos desde Sevilla y repartirlos. Estos periódicos eran de “El Liberal”, “El noticiero sevillano”, “El fígaro” y “El correo de Andalucía”, de los cuales llegaban en total unos 70 ejemplares. De esta manera ayudaba a su familia sin tener que dejar los estudios. Como era tan aficionado a la lectura, se leía los periódicos de vuelta al pueblo. Por este trabajo le pagaban de 10 a 15 céntimos.
Durante cuatro años repartió periódicos hasta que entró a trabajar en el Castillo. Su primer trabajo allí, fue el de “aguaó”. Este trabajo consistía en cargar un burro blanco con cuatro pesados cántaros colocados en unas aguaderas sobre el animal. El agua, la transportaba desde “ La Tajea” hasta el castillo para el sevicio de la casa. Este trabajo también implicaba el tener que regar las numerosas plantas y los numerosos árboles plantados en el jardín por Don Jorge.
Así fue creciendo, y al cumplir los 12 o 13 años, se fue a trabajar son su padre de albañil; aunque a veces también ayudaba a su padre y a Don Jorge en las excavaciones arqueológica, ya que a los tres les encantaba la arqueología. Allí trabajaba en lo que le mandaban: unas veces de albañil, otras de peón, de ayudante del cochero o incluso de mozo de cuadra.
Además de todos estos trabajos también trabajó durante su vida de maestro de obras, y cuando en invierno el trabajo de obras escaseaba, trabajaba de maestro de molino de aceite. Cuando a Antonio Domínguez se le preguntaba cómo era Don Jorge, este siempre respondía que era bastante inglés; es decir, serio de palabras precisas, formal, esclavo del trabajo metódico y del horario; aunque también era afable con todos, amigos y trabajadores, y que tenía un humor británico muy pronunciado.
Cuando en las excavaciones que hacía bajo su dirección encontraba objetos antiguos, Don Jorge no hacía el más mínimo comentario acerca el valor del hallazgo, pero ellos, los que excavaban a mano durante días las galerías o zanjas con palas, o con un palín al llegar a los sitios más delicados, conocían el valor de los hallazgos al recibir la propina, pues su cuantía delataba la estimación que hacía de lo encontrado.
Con Don Jorge, hizo muchas excavaciones importantes: estuvo en Gandul, en las excavaciones de Carmona en la Acebuchal, en Lora del río en Setefilla, y también en Bolonia. En sus ratos libres, tomaba apuntes de las excavaciones y los trabajos que realizaba en el campo.
Toda su vida trabajó en el gremio de la construcción, auque, como íntimo amigo de Don Jorge, colaboró en múltiples hallazgos arqueológicos, como por ejemplo, en 1913, que trabajaron en las excavaciones de Gandul, que cuando venían para Mairena, el coche de Don Jorge se rompió, y tuvieron que regresar en burro, y por el camino, descubrieron unas sepulturas que no habían sido tocadas desde que las usaron los romanos. En ellas había 13 cacharrros, desde candiles hasta una urna llena de cenizas pasando por platos o por una moneda de la época.
Pero uno de los hallazgos más importantes fue cuando colaboró en las excavaciones de la necrópolis romana de Carmona.
Don Jorge, contó con su familia para casi todo, y su padre, al igual que él, trabajó en muchas excavaciones con Don Jorge, en algunas de las cuales iba toda la familia. Ése fue el caso de los trabajos realizados en Lora del Río, cerca de Satefilla. Allí fueron todos en un gran carro de rueda tirado por dos bueyes cargado con sus corchones, bártulos, sillas, vajilla,...
En esas excavaciones, las mujeres se encargaban de adecentar el cortijo en el que se quedaban y de cocinar, y los hombres de hacer el trabajo en el campo.
Contrajo matrimonio con Lucrecia Martínez, del cual obtuvieron tres hijos llamados Concepción, Manuel y Silvestre.
Una vez reconstruido el castillo de Mairena, allí quedó instalada la llamada “Colección Bonsor” compuesta por una infinidad de objetos provenientes de los distintos yacimientos arqueológicos descubiertos por Don Jorge.
En el año setenta se jubiló, y como durante toda su vida no había dejado de frecuentar el castillo, le pusieron de director del museo.
Allí era el encargado de todo, de abrir y cerrar, de recibir a los visitantes, de ilustrar la visita con la historia de cada vitrina o cada pieza, de deleitar a todos los visitantes con la música que salía del viejo sinfonium del salón, e incluso contó a varios periódicos o revistas la experiencia que supuso para su familia y para él haber conocido a Don Jorge.
Era muy bien conocido en toda Mairena y destacaba por su educación y por su caballerosidad. Murió en el año 1998 a la edad de 102 años.
Como curiosidad, hay que decir, que hasta muy avanzada edad, se le solía ver por la biblioteca pública, ya que era un gran aficionado a la lectura.
Ni que decir tiene que era también un gran aficionado a la historia. En el año 1945 fue concejal del ayuntamiento, y varias veces ha sido entrevistado por diversos medio de comunicación; como por ejemplo en el año 1994 que salió en la película de Mairena titulada Mairena ayer y hoy. Y también salió en el periódico de dicho pueblo.
Él, por ser el abuelo de Mairena, era muy querido por todos los Maireneros, y aún hoy, varios años después de su muerte, es muy recordado.