MAYRENA
DEPORTIVA
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MANUEL "PALMI": He dimitido en el Úbeda por la casi nula organización interna del club jienense.
El míster mairenero en su vuelta a los banquillos de un equipo senior, ya que había estado militando 3 años y medio en el cuerpo técnico de la Federación Andaluza, tras su estancia en el Carmona en Regional Preferente, ha vivido una experiencia variopinta en Úbeda, conjunto que milita en el Grupo IX de la Tercera División.
¿Cómo se produce el fichaje? Ya hace 2 campañas tuve la oportunidad de recalar, pero no me compensaba al ser tan sólo para los últimos 3 meses del campeonato. En Junio me llamaron y llegamos a un acuerdo. La presentación del plantel fue a finales de Julio, por lo que desde ese momento tuve que colocar mi residencia en esa preciosa ciudad, recientemente declarada Patrimonio de la Humanidad. ¿Qué tal la adaptación a tu nueva forma de vida? Siempre cuesta el dejar la familia y vivir en relativa soledad. Mi mujer y mi hija se quedaban unos días conmigo en ciertas ocasiones, al igual que mis hijos varones también fueron alguna vez. El piso corría a cuenta del club. En pretemporada, si el fin de semana no había partido, me venía para Mairena. Durante la liga entrenábamos el lunes por las mañana y daba descanso hasta el miércoles por la tarde, circunstancia que me permitía desplazarme para acá. |
El proyecto inicial de
la entidad era muy ambicioso, ¿no Manolo?
El presidente y una empresa, con sede social en Madrid, habían alcanzado
un acuerdo de colaboración y las miras eran de hacer un equipo para subir
a 2.ª División "B". La idea era traer jugadores cedidos
de los escalafones inferiores del R. Madrid y Atco. Madrid, pero luego no fue
así, puesto que vinieron pocos efectivos y con un nivel muy por debajo
del exigido. Afortunadamente yo me llevé varios futbolistas de Sevilla
como Romero (San José) y Matías (Coria) que, unidos a los que
quedaban del curso anterior, fueron la base para iniciar la liga. La explicación
a esto, cosa muy distinta a lo previsto de salida, es que la semana previa a
la 1.ª jornada tuve una reunión con el representante de la empresa
que prometía "el oro y el moro" comentándome este señor
que le diera la baja a los jugadores que yo aportaba y que los que ellos habían
traído tenían que jugar de titular. Evidentemente se lo comenté
al presidente y este decidió romper el vínculo con la empresa
patrocinadora. Los futbolistas de ellos se fueron y nos quedamos en cuadro,
tanto fue la cosa que acudimos a Granada con tan sólo 8 jugadores la
primera jornada.
¿Y luego?
A trancas y barrancas hicimos un plantel con 17 integrantes. Los chavales viven
3 ó 4 en cada piso. Del pueblo sólo hay uno, que por cierto es
el máximo goleador del plantel.
¿La afición?
Al principio estuvo recelosa, algo lógico al habérsele vendido
"la burra" del ascenso de categoría. Al darse cuenta de que
la situación era distinta sí está con el equipo. Son pocos,
pero fieles a sus colores.
¿Por qué te vienes?
Desde finales de Noviembre me quedé sin fisioterapeuta y sin encargado
del material. El primero se fue a trabajar a un pueblo de la provincia de Ciudad
Real y el segundo se hartó al no percibir dinero alguno. Mis ayudantes
eran, desde entonces, sólo el praparador físico y un hombre de
Andújar que hacía de delegado. Para colmo el presidente, que estaba
sólo, puesto que era en el único que aparecía por allí
completaba la gente que trabajaba. Él estaba obsesionado con multar a
los miembros de la plantilla y además siempre buscaba en algún
"pelotilla" el enterarse de todo lo que se cocía dentro del
vestuario. En Diciembre echaron a 3 futbolistas, yo y el físico teníamos
que encargarnos del material, abrir los vestuarios, estar pendientes del material.
En fin, un desastre. A principios de Enero el preparador físico se fue
y 2 semanas después decidí venirme, pese a que la situación
clasificatoria era cómoda, ya que teníamos 12 puntos más
que el cuarto por la cola, que es la referencia de descenso. En el económico
he cobrado lo estipulado y en su momento, lo mismo que la plantilla. Es evidente
que las condiciones para realizar tu trabajo dejaban mucho que desear, de ahí
lo de mi decisión irrevocable.
¿Y ahora qué vas a hacer?
Seguir viendo fútbol y a esperar. Indudablemente no se acaba el mundo
por dimitir ante tanta adversidad. Lo que tengo bastante claro es que no me
importaría repetir otra aventura similar por esa zona de Andalucía.