Tertulia Cofrade La Clámide Púrpura. Publicación Digital.

EDICIÓN: 15 Enero 2004

¿Igualás?

No sé, no sé si deberían llamarse así.
Como toda persona con un poco de cultura cofrade sabe, para ser costalero, para trabajar con el cuello bajo los pasos hay que realizar una pequeña operación siempre antes del primer ensayo: igualar.

Para ello hay que aprender de una persona que lo sepa hacer. Y dirás tú "mu güena observación, artista, si no lo aprendes no sabes hacerlo". Pues eso, hay que aprender, y no hacerlo unos de una forma y otros de otra, hacerlo como lo hacía mi padre o "lo hago así porque llevo 20 años haciéndolo así"… Hay de todo.
En Mairena hay personas que saben "igualar" o "cuadrar" como en realidad hay que hacerlo, es decir, procurar que en cada trabajadera se encuentren los costaleros con la misma altura del "trabajo" ( lugar exacto de la parte posterior del cuello donde recae el peso del paso y que se corresponde anatómicamente con la apófisis transversa de la séptima vértebra cervical, también conocida como vértebra prominente), y no costaleros de la misma estatura, conocidos, o personas especiales ocupando lugares específicos del perímetro del paso…

Parece como si eso de cuadrar fuera un estorbo, algo que se hiciera obligado, por cumplir, pero eso sí, lo más rápido posible que hay que ensayar. Sí, hay que "calentar el cuello", es decir, repetir varias veces el ensayo para que el cuello se haga a la trabajadera y se pueda trabajar "a gusto" el día de salida de una hermandad, ya sea de penitencia o de gloria.

No creo que aprender a igualar sea ni muy costoso ni muy pesado, por lo que, aunque haya capataces con más edad que otros, sinceramente creo que debe hacerse un pequeño esfuerzo y "enterarse" de cómo igualar correctamente. Nunca es tarde para aprender (como dice mi madre).

En este pequeño problema hay varios perjudicados. Entre ellos el más importante es el propio costalero: la espalda es para toda la vida, igual que el corazón, los pulmones, etc., por lo tanto habrá que cuidarla. Si el trabajo se hace con la postura correcta no se sufre un gran daño, pero como se haga mal, puff, dolores de espalda, cuello, contracturas musculares, desviaciones de columna o empeoramiento de las mismas, vértigos, pinzamientos de nervios, adormecimiento de los brazos…
Si los costaleros se encuentran situados correctamente en su trabajadera el ensayo con toda probabilidad irá bien, pero si no: uno que no llega, el otro que "no pueo", ahora me quito y en un momento me pongo, prueba en este sitio, prueba tú en el otro… un desastre. Y todo esto repercutirá en el día de la salida procesional y, como no, en el día a día del costalero tras la recogida del paso.

Hay que ver, lo bien que se siente uno cuando las cosas se hacen bien ¿o no?. Pues cada uno tendrá que poner de su parte.

Por cierto, ¿se les quitará a algunos de la cabeza la idea de que para llevar los pasos hay herramientas mejores que el costal? Pregunto.

Ramón Madroñal Navarro
Miembro de la tertulia cofrade " La Clámide Púrpura".

JULIO NAVARRO MARIN- LA CLAMIDE PÚRPURA