Después de una reunión
extraordinaria de la Junta, y tras debatir el tema durante largo tiempo y de
analizar todos los inconvenientes y problemas que nos íbamos a encontrar,
quedó aprobada por unanimidad dicha compra. Nos pusimos mano a la obra
y desde aquel momento una Comisión, formada por tres miembros, fue visitando
las casas de los hermanos, dándoles información y pidiéndoles
su aportación voluntaria. Hoy podemos decir que el sueño se ha
hecho realidad por la generosa y desinteresada colaboración de todos.
Así pues, los que pertenecemos actualmente a esta muy antigua hermandad,
que siempre estuvo al servicio de la parroquia, debemos estar muy orgullosos
de haber contribuido a su larga historia con la compra de esta CASA HERMANDAD.
Es un hecho histórico que las generaciones venideras podrán disfrutar
plenamente, y seguro que les ayuda a crear un auténtico sentimiento de
unidad, y a desarrollar una verdadera vida cristiana, que debe ser pletórica
de DEVOCIÓN, COMPRENSIÓN, COMPAÑERISMO, ALEGRÍA,
ENTREGA Y COMUNIÓN.
Estoy seguro que estamos contribuyendo ahora a una vida espiritual más
intensa de los hermanos del futuro, que deben lograr, al igual que nosotros
intentamos, una vida de sincera piedad iluminada por la fe en Jesús y
su Santísima Madre, y dominada por el AMOR, la ESPERANZA y por el aprecio
de la GRACIA SACRAMENTAL.