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El Campanillo
Hermandad Sacramental

Edición Digital 2003

Mensaje del Hermano Mayor. ¡Alabado sea Jesús Sacramentado!
Antonio Fernández Mellado

Queridos Hermanos:
Quiero que mis primeras palabras, aunque sencillas y modestas, estén impregnadas de amor hacia Jesús hecho Sacramento, y que este deseo llene todos nuestros hogares cuando de nuevo se acerca nuestra fiesta mayor: EL CORPUS. Así pues, que el amor de Jesús convertido en luz y fraternidad cautive nuestras vidas.

Después, debo de decir que la vida de nuestra Hermandad ha estado marcada por dos hechos muy concretos en este año pasado.
El primero ha sido la compra de una casa. A finales de verano pasado surgió la oportunidad de comprar dicha casa en la calle San Bartolomé. Aunque ésta era una necesidad antigua y puesta sobre la mesa en bastante reuniones de la Junta de Gobierno de los últimos años, fue ahora cuando muchos de los actuales miembros de la citada Junta nos los planteamos seriamente. Por un lado estaba la necesidad de la misma, ya que se quería disponer de un lugar de encuentro para todos los hermanos, así como de un sitio para conservar y mostrar nuestros enseres y bienes de forma digna, pues la Sala de Hermandad en la parroquia se ha quedado pequeña. Además, se pretendía contar con un lugar propio para reuniones y actos, como la presentación del cartel del Corpus o la convivencia del día del Rosario de la Aurora, etc..

Pero, en el otro lado del platillo estaba el esfuerzo humano que nos supondría a todos el conseguirlo. Se convocó en primer lugar, como es conocido por todos Uds., un Cabildo Extraordinario, y en él fue aprobada la adquisición de la casa por una gran mayoría. Se nombró, entonces, una Comisión, integrada por Manuel Morales, Miguel Guillén y un servidor, para visitar a los Hermanos y pedirles su aportación. Hoy, cuando todavía no se ha cumplido un año del primer planteamiento, debe ser un orgullo para todos nosotros saber que la CASA HERMANDAD DE LA SACRAMENTAL es una realidad. Sin duda detrás, vendrán quienes la mejorarán, pero gracias a la ayuda de todos ya contamos con ella.

El segundo hecho, al que hacía referencia, fue pagar una "vieja deuda" con uno de nuestros hermanos, como fue reconocer públicamente los méritos contraídos por Don Antonio Gavira con esta Hermandad, por su trabajo y por la donación del Cristo Resucitado. Se le nombró, como en su día se acordó en Cabildo General, Hermano Honorario, y se le impuso la Insignia de Oro de la Hermandad en unos entrañables actos celebrados el día 22 de noviembre en la parroquia, en una Misa de Acción de Gracias, y en el Restaurante el Cine, donde se celebró una Cena-Homenaje en su honor. Él respondió con la donación de una obra pictórica suya para la Hermandad.

Para despedirme, sólo me queda enviaros el más fraternal saludo y el deseo que el Santísimo Sacramento ilumine todos nuestros actos y que nuestras santas imágenes, Cristo Resucitado, Virgen del Rosario y San Bartolomé, nos guíen para mejor socorrer a los demás.