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El Campanillo
Hermandad Sacramental

Edición Digital 2003

... esta pobre voz que Tú me has dado. José García Nieto (Alfa y Omega, Marzo-2.001)

Gracias, Señor, porque estás
todavía en mi palabra;
porque debajo de todos
mis puentes pasan tus aguas.
Piedra te doy, labios duros,
pobre tierra acumulada,
que tus luminosas lenguas
incesantemente aclaran.
Te miro; me miro. Hablo;
te oigo. Busco; me aguardas.
Me vas gastando, gastando.
Con tanto amor me adelgazas
que no siento que a la muerte
me acercas...
Y sueño...
Y pasas...


Vas a pasar, Señor, ya sé quién eres;
Tócame por si no estoy bien despierto.
Soy hombre, ¿me ves?, soy todo el hombre.
Mírame Tú, Señor, si no te veo.
No hay horas, no hay reloj, ni hay otra fuerza
que la que Tú me des, ni hay otro empleo
mejor que el de tu viña....
Pasa...
Llama...

Vuelve a llamarme...
¿Qué hora es? No cuento
ya bien. ¿Es la de la sexta?, ¿la de nona?,
¿la undécima? ¿O ya es tarde?
Pasa...

Quiero
seguir, seguirte...
Llama estoy perdido;
estoy cansado; estoy amando, abriendo
mi corazón a todo todavía....
Dime que estás ahí, Señor, que dentro
de mi amor a las cosas Tú te escondes,
y que aparecerás un día lleno
de ese amor mismo ya transfigurado
en amor para Ti, ya tuyo...
El ciego,
el sordo, anda, tropieza, vacilante,
por la plaza vacía.
Ya no siento
quien soy. No me conozco...
¡Grita! ¡Nómbrame,
para saber que todavía es tiempo!...
Hace frío...
¿Será que la hora undécima
ha sonado en la nada?...
Avanzo, muerto
de impaciencia de estar en Ti, temblando
de Ti, muerto de Dios, muerto de miedo.
Yo soy el hombre, el hombre, tu esperanza,
el barro que dejaste en el misterio.

(Los tres poemas mayores)

Nada quiero, Señor, nada te pido;
tengo esta pobre voz que Tú me has dado,
y como un perro fiel marcha a mi lado
en mi diario camino hacia el olvido.
(Del campo y la soledad)

Nota.- José García Nieto fue miembro de la Real Academia de la Lengua, y obtuvo galardones como el Premio Cervantes, el Nacional de Literatura, el Fastenrat de la Academia Española, etc... Él se declaraba heredero de la obra del gran poeta Garcilaso, y en muchos de sus poemas, como estos que publicamos, destaca la contemplación íntima del misterio del hombre y, como no, de Dios.