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El
Campanillo |
IN MEMORIAM. S.S. Juan Pablo II 10-VI-2004
Año de la Eucaristía
Cada vez que coméis
este Pan y bebéis este Caliz, anunciáis la muerte del Señor,
hasta que venga. Con estas palabras, San Pablo recuerda a los cristianos
de Corinto que la Cena del Señor no es sólo un encuentro convivial,
sino también y sobre todo- el memorial del sacrificio redentor
de Cristo. Quien participa en él explica el apóstol
se une al misterio de la muerte del Señor, es más, se convierte
en su heraldo. Se da, por tanto, una íntima relación entre celebrar
la Eucaristía y anunciar a Cristo. Entrar en comunión con Él,
memorial de Pascua, significa al mismo tiempo, convertirse en misioneros del
acontecimiento que actualiza el rito; en un cierto sentido, significa hacerlo
contemporáneo a toda época, hasta cuando el Señor vuelva.
Revivimos esta estupenda realidad en la solemnidad del Corpus Christi, en la
que la Iglesia no sólo celebra la Eucaristía, sino que la lleva
solemnemente en procesión, anunciando públicamente que en el sacrificio
de Cristo es para la salvación del mundo entero.
He querido dedicar a la Eucaristía la primera encíclica del nuevo
milenio, y con alegría anuncio ahora en especial Año de la Eucaristía.
Comenzará con el Congreso Eucarístico Mundial, que se celebrará
del 10 al 17 de octubre de 2004 en Guadalajara (México), y terminará
con la próxima Asamblea ordinaria del Sínodo de los Obispos, que
se celebrará en el Vaticano del 2 al 29 de Octubre de 2005, cuyo tema
será La Eucaristía, fuente y culmen de la vida y de la misión
de la Iglesia.
S. S. Juan Pablo II
10-VI-2004