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El
Campanillo |
ENTREVISTA A DON ANTONIO FERNÁNDEZ MELLADO
Con motivo del cambio de Junta de Gobierno consideremos oportuno oportuno conocer un poco más al Hermano Mayor que se va, y que durante los últimos cinco años ha conducido la nave de nuestra Hermandad. Es don Antonio Fernández Mellado, una persona totalmente "sacramentalista", que ha dedicado siempre mucha parte de su tiempo al bien de esta antigua y devota Hermandad.
Antonio, ¿podrías
contarnos cómo entras en la Hermandad de la Sacramental?
Por supuesto, recuerdo que fue mi abuelo Fernando quien me llevaba a los cultos
que entonces se hacían. Él era un gran sacramentalista y hermano
de toda la vida. Mi abuelo vivía todo lo que era la hermandad con gran
sentimiento y corazón, y, poco a poco, me fue inculcando a mí
el mismo gusanillo. Yo creo, que él conscientemente me fue entregando
su testigo en aquellos años en los que le acompañaba por Carnaval
a la iglesia.
¿Cómo vivías
tú aquellos cultos?
Con gran devoción, y como curiosidad diré que el único
niño que entonces juraba la fe en los cultos fui yo durante bastantes
años. Además, aún añoró como ayudaba en todo:
repartía las medallas para los hermanos en los cultos; montaba con Angelito
Simó las varas del palio; preparábamos los hachones y las velas
¿Cómo era
la procesión del Corpus?
Se pretendía hacerla con la mayor solemnidad posible. Asistían,
como ahora, las autoridades y representaciones de todas las hermandades.
Yo, como niño, acompañaba con una vela, cuando ya fui algo mayor
pasé, durante bastante tiempo a portar el paso del Santísimo,
que como se sabe entonces iba con andas.
Un año, José Arias me confíó, dentro de la iglesia,
el Guión procesional pero antes de llegar a la peana ya estaba yo buscando
a José para decirle que no podía, de lo que pesaba. Así
que volví a las andas. Aunque otras veces, algunos tramos, los hacía
con el estandarte de la Hermandad.
Aquellos años el recorrido de la procesión era casi el doble que
el actual, pues saliendo de la iglesia, se buscaba la Plaza para subir por la
calle Mesones, pasar por la Ermita de San Sebastián y bajar por la calle
Arrabal. A lo largo del recorrido el cortejo se paraba en altares y esquinas
para las alabanzas y cánticos al Señor.
¿Cómo y
cuándo comenzaste a pertenecer a la Junta de Gobierno?
Pues, hace unos quince años me visitaron don Eusebio Pérez y don
Manuel Guillén con la propuesta de formar una junta de gobierno que en
cierto modo revitalizase a la hermandad, pues ésta atravesaba un mal
momento. Era necesario aunar esfuerzos por parte de todos para relanzarla de
nuevo. La idea me pareció oportuna, así que visitamos a algunos
hermanos más y entre todos nos propusimos dotar a la hermandad de unas
nuevas formas más activas y participativas en la vida parroquial.
¿Qué significó
esta nueva etapa para la hermandad?
Sinceramente creo que bastante, pues se aumentó considerablemente el
número de hermanos; se actualizaron las reglas de la hermandad en sintonía
con los nuevos tiempos; se adquirieron nuevos enseres; se restauró la
custodia, así como el paso de ésta y de la Virgen del Rosario;
se empezó a editar nuestra propia revista; se restableció el jubileo
de las cuarenta horas; nos metimos en la adquisición de la imagen del
Resucitado; se recuperó con gran dignidad la procesión de San
Bartolomé; se comenzó la obra de mejora en nuestra sala en la
parroquia, etc.
¿Qué cargos
has desarrollado desde entonces?
Al principio, Manolo Guillén me nombró Teniente Hermano Mayor,
y así estuve algo más de diez años, hasta que él
ya no podía seguir siendo Hermano Mayor. Entonces, después de
estudiarse varias posibilidades, la Junta acordó que fuera yo el siguiente.
Tuve las dudas lógicas y razonables, pero mi corazón me pedía
un esfuerzo más, y con gusto acepté la propuesta de mis compañeros
para los siguientes cinco años, que ahora han terminado.
¿Qué se
ha logrado en estos años?
En primer lugar, pienso, que se ha consolidado plenamente la hermandad dentro
de nuestra parroquia. Los nuevos miembros que entraron conmigo aportan y han
aportado muchas horas de trabajo. El proyecto de la sala se ultimó; y
nos metimos en la compra de una casa hermandad. La idea de esto último
surgió de un grupo de hermanos, concretamente de Manuel Morales, Manuel
Florindo y Miguel Guillén, que supieron llevarlo a la Junta y en ella
todos nos hicimos con el proyecto, que como es preceptivo fue aprobado por el
Cabildo General en su día. Con el tiempo se adaptará la casa a
nuestras necesidades y será una hermosa realidad.
Por supuesto, se hizo un gran esfuerzo por parte de todos, los hermanos aportaron
cuanto pudieron cuando se les visitó casa por casa; se organizaron rifas;
viajes culturales; representaciones de teatro
en fin de todo. En este
apartado mi mujer, Mercedes, me ayudó muchísimo... y quiero hacerlo
constar aquí. Pues ella, con su trabajo callado y constante con el grupo
de hermanas, con las rifas, con los actos culturales para recaudar fondos
supo contagiar a muchas gentes de nuestras ilusiones.
¿Qué le
desea a Benjamín?
Lo mejor
Él es joven, conoce perfectamente a la Hermandad, llega
cargado de nuevas ideas, y estoy seguro de que mejorará en todo lo posible
lo que hemos hecho hasta ahora. A mí me tendrá para todo lo que
necesite, pues sigo estando en la Junta.
¿Qué le
dirías a los hermanos como despedida?
Pues, en primer lugar les daría las gracias a todos cuantos han ayudado
a la Hermandad en estos últimos años, por su trabajo y entrega.
También, desearle a la Sacramental el mejor futuro posible con su nueva
Junta.
Para terminar, invitaría a todos los hermanos a que leyesen los últimos
documentos de Su Santidad, Benedicto XVI, sobre la Eucaristía, razón
de ser de nuestra hermandad. Ellos nos acercarán a un mayor conocimiento
del verdadero significado de la celebración eucarística, y de
esta forma aprenderemos a valorar, celebrar y vivir la Misa como acto central
de la vida cristiana. Así, tomaremos conciencia de que Jesucristo en
la Eucaristía es alguien que está vivo y real, y se ha hecho para
nosotros compañero, alimento, Pan de vida...
LA REDACCIÓN