(7-Sept-2003)
Cronicas del Concurso y Festival de Cante Jondo Antonio Mairena 2003
Informa:
Chema Cejudo
Concurso
- Viernes 5 Septiembre 2003.
El balance del festival Antonio Mairena no puede ser mejor: buen ambiente, cante
y baile han estado presentes las dos noches de la cita. El pasado viernes el concurso
rebosó calidad, y en él los once finalistas hicieron méritos
más que suficientes para hacerse con alguno de los premios que se daban.
Sin embargo, la persistencia y amor al mairenismo, aparte de su buen hacer, han
terminado concediendo el máximo galardón a un Rubito de Pará,
que este verano hace así doblete al haber conseguido también hace
unos días la Lámpara minera de La Unión. Pero la meta del
de La Puebla era Mairena, como mairenista sonó en su actuación ante
un siempre exigente jurado, al que sedujo. Hemos sabido de círculos muy
próximos al cantaor -al que por cierto ya se le ha terminado su periplo
por los concursos, de lo que sinceramente nos alegramos- que ganar en Mairena
era su obsesión, su meta y su ilusión. Tan es así que en
La Unión sus amigos le tuvieron que aconsejar que se olvidara de las seguiriyas
y las soleares para competir entonando cantes de Levante. Afortunadamente, y a
pesar de que no son esos los palos de su mayor devoción, hizo caso de los
consejos, y hoy Manuel González Cabrera, tras culminar su hazaña
mairenera, figura ya por derecho propio entre los nombres con más papeletas
para hacerse un hueco dentro del plantel de primeras figuras.
El segundo premio se fue hasta Montellano, recayendo en Antonio José Mejías.
El tercero viajó hasta Bollullos del Condado de la manos de José
Cano, mientras que la sevillana y quinceañera Clara Beltrán se hizo
con el premio joven. Otra destacada distinción fue la que la peña
panadera Juan Talega hizo al mejor cante por soleares de Alcalá, que se
llevó José Manzano.
A la noche del concurso tampoco fue ajena la emoción con el sentido y sencillo
homenaje póstumo a la figura de Manuel Crespo, con sus hijos Eloísa
y Enrique sobre las tablas del auditorio de la Casa Palacio de los Duques de Arcos.
Especial calado en los corazones de los presentes tuvieron las breves pero auténticas
palabras de su hijo, que nos transmitieron el mensaje de que las puertas en su
casa estuvieron para todos los buenos flamencos, dentro de esa línea de
generosidad mantenida por su padre en vida. Es de agradecer que el legado material
del ilustrado y desaparecido mairenista quede abierto para estudiosos y recién
llegados. Todo un detalle que les honra.
Festival - Sábado 6 Septiembre 2003.
Por lo que a la noche grande del sábado respecta, y con lleno a rebosar,
el festival Antonio Mairena nos ha trasladado este año el nítido
mensaje de que está vivo y coleando, que tiene ante sí un inmenso
futuro de la misma forma que glorioso fue su pasado. Ya ven ustedes lo que pasa
cuando al público se le ofrece calidad: que sabe responder. Sobre las excelencias
del cartel de este año nadie dudaba.
¡Qué bellos momentos vivimos escuchando la glosa que Antonio Reina
Gómez hizo de Antonio Mairena y el mairenismo en el transcurso del reconocimiento
que se le deparó! Asistimos con gran interés a la enumeración
de datos y anécdotas, a las revelaciones en torno a la figura de Antonio
Mairena que él continúa reivindicando como grande entre los grandes
en el vigésimo aniversario de su muerte, a pesar de los vientos de olvido
que sobre su legado y figura muchos tratan de levantar.
En cuanto al nivel del espectáculo no vamos a reiterar sus bondades, aunque
sí queremos dejar presente el amor que por esta tierra y sus cantes desprende
José Menese cada vez que nos visita. ¡Qué a gusto se le ve!
Y es que tampoco podemos pasar por alto la enorme salud de que goza ese imaginario
eje flamenco Mairena- Puebla de Cazalla, con el propio cantaor y Antonio Reina
como figuras fulgurantes, y los nuevos bríos que insufla el poder de la
juventud de un Rubito de Pará recién investido con los laureles
del concurso de Mairena, y que abrió la noche de los grandes sonando mairenista
a quemaropa.
Asistimos también al poderío de voz y compás de Fernando
Terremoto, al duende vehemente con aires de la Bahía de una mujer que es
todo carácter, la inefable Aurora Vargas; al poderío y pureza del
joven paisano Antonio Ortega hijo, y a la maestría de Manolo Mairena, a
cuya actuación con toda una lección de pundonor asistimos todos
con el respecto y afecto que sólo se le profesa a aquellos a los que sabemos
sabemos revestidos de grandeza y maestría. A pesar de que la salud no esté
jugando a tu favor, Manolo, te agradecemos tu esfuerzo, al tiempo que nos sumamos
a tu petición al Cristo de la Cárcel para que te tenga entre nosotros
por lo menos otros 25 años.
Y, como siempre, mención aparte merece la actuación de Calixto Sánchez,
que se prodigó especialmente por cantes de Levante. Aunque una de las características
del cantaor es la de dividir al público, en Mairena se le abriga y se le
quiere muy especialmente, trato al que el pasado sábado Calixto supo corresponder
con creces. Se le vio a gusto y cálido como en pocas ocasiones, en idilio
con un público al que dedicó la actuación más dilatada
del espectáculo, y que culminó con un par de fandangos a petición
del respetable.
En cuanto al baile, y bien a pesar de que el innovador estilo de Antonio Canales
no goza de la especial predilección del público de Mairena, éste
asistió expectante a una actuación en la línea habitual del
trianero. Todos sabíamos que era uno de los platos fuertes de la noche,
como tampoco podíamos ignorar que su nombre en el cartel atrajo a gran
cantidad del público que se desplazó desde fuera. Es por ello que
no podemos dejar pasar por alto la ocasión para comentar algo que ya venimos
diciendo "por lo bajini" desde hace tiempo: que Mairena tiene que tender
un puente hacia otras nuevas formas, a las innovaciones, y que ha de hacerlo sin
complejos ni temores a perder el purismo. Ello no debe implicar en absoluto la
pérdida de perspectiva del purismo que desde aquí se defiende. Por
el contrario, es absolutamente necesario que no perdamos un nexo de unión
con otras tendencias del flamenco, pues no en vano este es un arte universal,
que aunque tiene su epicentro en Andalucía, su desarrollo abarca ya muchos
puntos del planeta.
La noche, como siempre, terminó bien entrada la madrugada con una ronda
de tonás en la que no participaron ni Terremoto ni Rubito, pero en la que
los tres maireneros del cartel permanecieron juntos formando corrillo en el escenario
hasta el final, en un detalle hermoso y lleno de significación. Enhorabuena
al Ayuntamiento y la Casa del Arte Flamenco Antonio Mairena por estas dos noches
de flamenco sin trampas ni cartón, con buena organización, que esperamos
y deseamos de cara al futuro no se queden en excepción, sino en norma.
Mairena puede y debe seguir siendo una cita flamenca de primerísima y sin
complejos.