CUARESMA
DE 2005
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EL
MUÑIDOR
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BOLETÍN
Nº 17
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Llega la cuaresma, el pórtico de la Semana Mayor, está cerca, muy cerca y nuestra Hermandad llama a los corazones jesuistas y a las puertas de sus casas para que de alguna manera (en mi caso), el Hermano Mayor, haga como siempre, o mejor dicho, comience como siempre, dando a todos mis más sinceras gracias por vuestra colaboración, por vuestro trabajo y sobre todo por vuestro jesuismo.
Hoy que nos ha tocado un difícil tiempo de vivir en las hermandades, hoy y sobre todo en nuestra Andalucía del alma, donde son diferentes las formas de llevar una hermandad, donde muchos de sus componentes (y pienso de momento no es nuestro caso, pero que por mi experiencia lo hago constar), las listas de hermanos solo las vemos un poco repletas vestidas de nazarenos o de traje acompañando a su hermandad. Sí querido hermano, así es aunque en nuestro caso tengamos la Ermita repleta en la mayoría de los actos, y en las Eucaristías que a Nuestros Sagrado Titulares les hacemos, amén al multitudinario Vía Crucis, o subida del Señor a su paso.
Yo sé que muchos de ustedes se estaréis pensando, vaya carta que este año nos dirige el Hermano Mayor, lo sé y lo comprendo, pero quiero, porque ya los años pesan, avisar de las situaciones anómalas de las hermandades, no ya sólo por la nuestra, que muchos conocéis, sino por todas, hablando en un plano general y sobre todo a la juventud, a la que tanto debemos las hermandades, no sólo por su aportaciones sin nada a cambio, no ya por su ilusión que a los mayores nos rejuvenece, sino por la alegría de compartir con ellos las tareas y enseñanzas que durante todo el año, los que quieren van tomando, y las van tomando con interés y responsabilidad. Por deciros algo verdaderamente importante, fijémonos en el mundo del costal; sin ellos, sin esos jóvenes costaleros, sin sus esfuerzos, sin sus aportaciones, ¿que serían hoy las hermandades?. Dejémoslo ahí, porque el resultado puede llevarnos a eternas discusiones que en nada agradarían a las hermandades.
Por eso el camino que muchos mayores (sobre todo), llevamos dentro de las hermandades, ¿a dónde nos van a llevar?, con tanta porfía, tanta desconfianza, tanta desgana y además desganando a los demás, tanto ser de fulano o de mengano y no de tu hermandad por encima de todo.
Hay cargos que están escuetamente para mirar y criticar la labor de otros cargos, no hacen ni como se suelo decir "el huevo", y permítanme otra frase hecha, "están esperando que salga el pájaro para pegarle el tiro". Sí, sí, que nadie se extrañe, que nadie se raje las vestiduras y ponga el grito en el cielo, más bien hagamos todos un buen examen de conciencia y pidamos al Señor, a Nuestro Padre Jesús Nazareno, el que dijo: Cuando dos o más os reunáis en mi nombre, allí estaré yo, en medio de vosotros; quizás pensando así, ayudaremos a los demás y al mismo tiempo nos estaremos ayudando a nosotros y a nuestra Hermandad.
Y voy a terminar, no sin antes pediros perdón por mis palabras que no han querido herir sensibilidades, todo lo contrario, he querido despertar las conciencias; y que si nosotros dependemos de hombres y mujeres jóvenes en su mayoría, ellos dependen de nuestras experiencias, de los ejemplos que podemos y debemos darles, y sobre todo del amor por nuestras Sagradas Imágenes, por nuestra Madre de la Amargura y por nuestro Padre Santo Jesús Nazareno de nuestras almas.
Gracias hermanos, pues un año más seguís contando con este viejo jesuista que es vuestro Hermano Mayor, pero que todo mi corazón, toda mi vida, y todo mi ser, siente, vive y respira por los cuatros costados "jesuismo".
Un abrazo a todos y cada
uno de los hermanos y devotos
de nuestra querida Hermandad.
Antonio Jiménez
Rodríguez
HERMANO MAYOR