CUARESMA DE 2006
EL MUÑIDOR
BOLETÍN Nº 18
mayrena.com

“REFLEXIONES”

Mis queridos hermanos, ante todo agradecer a nuestra Hermandad la oportunidad que me brinda de reflexionar un poco con vosotros.

Una mirada a nuestra sociedad.
Vivimos en una sociedad en la que se nos impone un pensamiento laicista. Una sociedad laica es aquella en la que se respetan las creencias de todos, sean cuales sean, también los valores de quienes no creen. En el segundo caso, se nos invita a vivir el hecho religioso en “la oscuridad”, como si fuera una ofensa mostrar públicamente nuestras convicciones religiosas. Y no podemos olvidar que la llamada a la evangelización es básica en el cristianismo. Preguntarnos qué diferencia a un creyente de un no creyente debería tener fácil respuesta tanto en el ámbito personal como en el ámbito público y social. Sin embargo esta mentalidad laicista que destroza los mismos cimientos de nuestra fe se nos va introduciendo en la forma de pensar y actuar poco a poco... amenazando incluso a instituciones tan seculares y queridas como nuestras hermandades y cofradías.

El peligro de la pérdida de identidad.

La identidad fundamental de cualquier hermandad pasa necesariamente por ser Iglesia y por ello, por tener y potenciar una vivencia religiosa profunda. Es innegable el poder socio-cultural que tienen nuestras hermandades. Ellas llegan, y así lo vienen haciendo durante siglos, a los hogares y corazones a los que ninguna otra institución religiosa consigue llegar. Y esto por el alto contenido humano, cultural, social... que tiene una hermandad. No pasa desapercibida la influencia y las grandes aportaciones que las hermandades y cofradías han hecho a nuestra Iglesia de Sevilla a lo largo de los siglos, desde aquellas hermandades gremiales hasta nuestros días en que constituyen a veces el único nexo entre la Iglesia y muchos creyentes alejados de otras prácticas religiosas.
Sin embargo, este mismo hecho constituye un serio riesgo para nuestras hermandades, pues las ideas laicistas de la sociedad en que vivimos pueden ir haciendo mella también en ellas, perdiendo su identidad como institución eminentemente católica y por ello, con una dimensión espiritual irrenunciable y una capacidad evangelizadora evidente.

Un medio para combatir la pérdida de identidad.
Para evitar este riesgo, nuestra Iglesia de Sevilla ha ido elaborando unos planes de formación a través de las instituciones pertinentes (Delegación Diocesana de Hermandades y Cofradías, y Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla). Ya en el I Congreso Internacional de Hermandades y Religiosidad Popular, celebrado en Sevilla en 1999, se apuntaba con claridad a la FORMACIÓN como el medio más eficaz para fortalecer a nuestras hermandades.
Esta formación está compuesta entre otros por el estudio de las Sagradas Escrituras (la Palabra de Dios), historia y conservación de archivos y enseres, identidad eclesial de la hermandad, orientaciones para los jóvenes cofrades,...
Finalmente, en la Normativa Diocesana no sólo se alienta a los Hermanos Mayores a ofrecer la formación necesaria a los hermanos, sino incluso se pone como condición haber recibido dicha formación para aspirar al cargo de Hermano Mayor.

Un gesto de madre.
Esto, más que asustamos, nos tiene que entusiasmar, conscientes de que nuestra Iglesia se interesa por nosotros como hermandad. De la misma manera que unos padres preocupados por garantizar un mejor futuro a sus hijos les alientan a que se preparen mediante los estudios y el conocimiento de la vida, la Madre Iglesia se preocupa por instituciones tan queridas como las hermandades intentando asegurarles el futuro en un mundo laicista que amenaza su identidad como hermandad.

Una responsabilidad ineludible.
Mis queridos hermanos, que la Cruz de Ntro. Padre Jesús, signo de nuestra fe, nos recuerde siempre que lo mismo que Jesús sin la Cruz no es Cristo, nosotros sin la formación necesaria no estaremos cumpliendo todas las expectativas que la Iglesia y Dios mismo espera de nosotros, de cara a la Evangelización de un mundo que necesita más que nunca del testimonio de todos nosotros, e incuestionablemente también de nuestras hermandades y cofradías.

Francisco Javier Ojeda Flórez.
VICARIO PARROQUIAL DE NUESTRA PARROQUIA.