(1-Feb-2004)
Descubren una parte desconocida del foso del castillo
Informa:
Chema Cejudo
La división de Arqueología de la Escuela Taller Castillo de Luna
de Mairena del Alcor, acaba de corroborar la sospecha que tenían acerca
de que la fortaleza estuvo circundada en su totalidad por un foso perimetral.
Así lo ha puesto de manifiesto el hallazgo a poco menos de un metro de
profundidad y en la céntrica calle Castillo de los restos de su muro en
perfecto estado de conservación. Técnicamente se denomina contraescarpa
del foso, tiene un grosor de 40 centímetros, y lo conforman sillares de
35 por 75 centímetros. El hallazgo se produjo casualmente hace varios días,
cuando operarios de la Gerencia Municipal de Urbanismo procedían a levantar
el pavimento de la calle, dañado por los elementos meteorológicos,
para sustituirle su capa superior.
La sorpresa fue mayúscula cuando se descubrió el muro, ya según
la monitora Ana Gómez Díaz nos imaginábamos que existía,
pero no suponíamos que pasara por ese lugar. Y es que el foso prácticamente
coincide en ese punto con la línea del acerado de las viviendas, por lo
que desde la Escuela Taller que dirige María Dolores Carmona Barroso han
propuesto al Consistorio de cara al futuro que los restos se descubran totalmente
para que queden expuestos al visitante, como un elemento más del futuro
conjunto de la fortaleza, que el Ayuntamiento quiere convertir en museo de referencia
sobre el arqueólogo hispano- franco- británico Jorge Bonsor. Para
la exposición de los restos habría que cambiar por completo la estructura
de la calle, disponiendo varios niveles de profundidad. De momento, los restos
han sido sepultados nuevamente a la espera del informe que emita la Delegación
Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía,
a la que se ha informado mediante un escrito.
En paralelo al descubrimiento del nuevo segmento del foso, desde la Escuela Taller
han comprobado que los materiales que lo componen son básicamente los mismos
que en el tramo conocido, es decir, rocas del alcor. No obstante, no se puede
obviar una importante diferencia, ya que mientras que en sus partes conocidas
(este y sur) el foso fue excavado directamente sobre el suelo rocoso en que se
asienta el conjunto, la nueva parte se configura a partir de módulos de
sillería del mismo material. La evidente conclusión que extrae la
arqueóloga Ana Gómez es que la parte descubierta ahora corresponde
a una ampliación de la fortaleza que podría datar del siglo XV,
ya en época de dominación castellana. Como prueba de ello, la monitora
esgrime razones toponímicas, además de las que arroja el análisis
de los restos: una cercana calle recibe el nombre popular de Coracha,
que significado precisamente foso. Otro dato que se obtiene a tenor del descubrimiento
es que la anchura del foso está muy por encima de la que se suponía.
La historia del hallazgo, que ha causado gran expectación entre la ciudadanía
mairenera, no ha conseguido tampoco escapar a la rumorología.
Entre el vecindario se extendió el bulo de que en la oquedad se había
descubierto también una tumba con cadáveres, cuando en realidad
se trataba de restos de animales herbívoros y carnívoros. Los huesos
están actualmente en fase de estudio en la propia escuela taller con la
finalidad de determinar la especie a la que pertenecieron.