(21-Dic-2004)
El cantautor José Luis Jimeno graba un nuevo álbum con sus propios
medios.
Informa:
Chema Cejudo
Cuando se está poseído por los duendes del pentagrama, se antoja
prácticamente imposible inhibirse a la tentación de expresarse con
sus mismas claves, por mucho que uno se gane la vida ejerciendo de arquitecto
técnico, como es el caso de José Luis Jimeno. Este joven cantautor
sevillano y mairenero se topó hace ya años con el vehículo
ideal de comunicación y expresión, que a través de un crisol
donde se mezclan letra y música, texto y mensaje, compromiso y musicalidad,
le concede la gracia de llevarle al equilibrio personal más completo, sin
apearle ni por un momento del vehículo de la pasión. Pocas facetas
- llámense aficiones o vocaciones- podrían presumir de acometer
este estado, como sí asegura el cantautor ser su caso con la música.
Escucha el tema que dan nombre al álbum --> ¿quién
se atreve?
Con su tono melancólico, aunque no pesimista, sus melodías "brotan
de situaciones personales casi siempre oscuras: un desengaño amoroso, una
amistad que se extingue..., o un golpe de los muchos que asesta la vida pueden
dar pie a sus composiciones. Gracias a estos duros momentos ya obran en su poder
un centenar de temas propios, sintetizados hasta ahora en cinco discos que ha
grabado con sus propios medios económicos, y que ahora (impulsado por su
círculo más íntimo de amigos) pretende hacer llegar al "gran
público", si es que alguna discográfica se interesa por ellos.
El último, titulado "Quién se atreve", se programa desde
hace varios días en la emisora municipal de su pueblo, Radio Mairena. Se
trata de un trabajo nacido tras el mal sabor de boca que le dejó el anterior,
que estuvo a punto de editarse en Méjico (donde José Luis ha pasado
una reciente temporada por cuestiones de trabajo), aunque finalmente no vio la
luz al negarse el artista a someterlo a "los generosos arreglos que decretó
la compañía", tras los que él no reconocía sus
canciones.
Jimeno justifica esta actitud tan poco concesiva por el "planteamiento de
autenticidad" del que parte su música, que "no puede ser traicionada,
ya que nace del corazón", asegura. Es por ello que este joven músico,
cuyos inicios nos remiten a su más tierna infancia cuando se introdujo
en el estudio de la disciplina junto al toque de la guitarra, concibe sus canciones
desde la austeridad de un imprescindible auxilio de sonanta, puntualmente apoyado
en unas leves notas de piano, un sutil toque de violín, o esporádicos
golpes de percusión. Con esos mimbres, lejos de sonar uniforme, sus melodías
brindan una amplia amalgama acústica, siempre en función del estado
de ánimo que inspiró cada disco. Según los casos, su música
nos puede evocar a Tontxu, Ismael Serrano, Javier Álvarez, o Pedro Guerra.
Además, en otras de sus composiciones hasta pespuntean los ecos flamencos,
acordes y titubeos emparentados con un estilo para él muy cercano, tanto
por imperativo geográfico como por las enseñanzas recibidas.
En cuanto al proceso creativo, Jimeno desvela que se trata de una actividad compulsiva
que bulle a menudo en su interior. Por eso, siempre transporta una vieja grabadora
en la registra de viva voz los conatos de canción que le emergen, que con
posteridad someterá a la prueba de la guitarra. Las que resultan al compás
del instrumento se convertirán en canción; las que no se eliminan.
Lo que nunca hace el cantautor es irse a la cama con una idea bulliendo en su
mente. Cuando eso ocurre, prefiere restarle horas a Morfeo en lugar de arriesgarse
a que las musas le abandonen. Es así, que aunque sabedor del perverso efecto
que el "pirateo" y otros vertiginosos cambios que se ciernen sobre el
mundo de la música actual no se lo ponen fácil, José Luis
Jimeno no se arroja en los brazos de la resignación y ya trabaja en la
composición de nuevos temas para siguientes trabajos, "porque el mensaje
de amor que hay en mis canciones sin audiencia carecería de sentido",
sentencia. En definitiva, porque casi le va la vida en ello por su auténtica
necesidad de comunicación.