(25-Enero-2005)
Un programa de educación vial pretende hacer de la calle un lugar más
seguro
Informa:
Chema Cejudo
Evitar accidentes y hacer de la calle un lugar más agradable y seguro son
algunos de los objetivos que se marca la campaña de educación vial
"Educar para vivir", que con la colaboración de la Guardia Civil,
Policía Local, colegios e institutos del pueblo, centro municipal de drogodependencias,
y algunos colectivos sociales y vecinales, presentó ayer a la prensa la
Delegación de Tráfico y Seguridad del Ayuntamiento de Mairena del
Alcor, y que comenzará a hacerse efectiva dentro de quince días
en su primera fase por los colegios de la villa.
Rescatando algunas experiencias del pasado emprendidas por la delegación
que conduce Antonio Soria, que aunque importantes en su momento se caracterizaron
por ser aisladas y carentes de sistematización, el programa se ha desarrollado
ahora ampliándolo en medios y contenidos, al tiempo que se ha personalizado
para cada segmento de edad a la que se dirige, desde los más jóvenes
a los más mayores. El programa nace con vocación de continuidad.
Bajo la coordinación del cabo de la policía local Juan José
Figueroa, la estructura del programa armoniza teoría y ejemplificaciones
a través de proyecciones en vídeo con prácticas en las pistas
infantiles que el Consistorio habilitará en breve dentro del Parque Municipal
Tierno Galván. El principio metodológico es bien simple: "Aprender
divirtiéndose". La iniciativa aspira también a estrechar lazos
entre los cuerpos de seguridad y los más jóvenes.
Por edades, la graduación del programa se diferencia atendiendo a los ciclos
y niveles escolares: Infantil, Primaria, los tres ciclos de ESO, Bachillerato,
y Adultos (incluyendo la tercera edad), cada uno con sus especificidades y problemática.
Así, siempre existirá una normativa, señalética o
parte práctica a aprender, pero éstas irán cambiando conforme
difiera la problemática de la edad. Por ejemplo, mientras que para los
más pequeños el escollo es que conozcan los elementos que componen
la vía pública y aprendan a utilizarlo, a medida que crecen la acción
la determina el uso de la bicicleta o el ciclomotor, la incidencia de sustancias
dopantes sobre la conducción, o nociones de socorrismo de emergencia. Incluso
existen programas formativos para los peatones de la tercera edad, o para los
usuarios de carritos portabebé.
Según el cabo Figueroa, la filosofía del curso se resume en "la
consideración de la vida como el don más preciado que poseemos,
de ahí que se trate de salvaguardarla". "Y nada mejor para conseguirlo"
-asegura- "que una buena formación en la materia". Con ella se
aspira a reducir drásticamente el índice de siniestralidad en el
pueblo, por debajo de la media salvo en la travesía de la A-392. Estas
palabras las corrobora el concejal Soria cuando afirma que a las autoridades locales
no sólo les corresponde promover inversiones en infraestructura viaria,
sino también tomar medidas en materia educativa.