(6-Nov-2005) Un camino sin nombre. Reflexión.
Informa: Rafa Arispón. Vecino de la Urbanización El Campillo.
El pasado día 8 de Julio, todo iba a cambiar. Esa tarde era una de esas en las que uno se siente pleno, había sido un día perfecto, algo ajetreado, pero de los días en los que uno no cambiaría ni una sola coma de este guión que es la vida. Empezaba a disfrutar del atardecer, de una tibia noche sin prisas, cuando de repente se escuchó un trueno, uno de esos ruidos que son algo más que sonido, un trallazo de los que hacen retumbar los cimientos más profundos de la persona y de los que hace que el alma se desintegre en pedazos al suelo sin saber por qué. Todavía me pregunto como fue aquella reacción sin sentido, el ruido sonó tan fuerte que la primera reacción instintiva fue la de coger las llaves del coche y acercarme a la carretera, en mente mis hijos y sobrinos. Cuando llegué a la puerta del Campillo el espectáculo era dantesco Mi sobrino gritaba: "Mi padre, mi madre...", mientras el terror que se veía en su cara amedrentaría al más valiente de los mortales y le hacía correr sin rumbo fijo pero en dirección contraria a la escena . El resto, la peor de las pesadillas.
Disculpas por este triste comienzo pero me sirve para ilustrar un poco algunos de los sentimientos que todavía cuatro meses después me guían en algunas de las acciones que decidí emprender, y que quizá me sirvieron de escape, de huida hacia adelante, pero que paliaban en cierta forma la sensación de impotencia que aún siento y que en aquel momento era infinitamente mayor. Mi fin, intentar por todos los medios que esta historia no se repita, aunque no podemos luchar contra la insensatez de un conductor sin sentido, ni contra las implacables leyes que rigen el destino. Si podemos poner todos los medios para evitar que al menos la velocidad en este tramo de carretera se reduzca. Y ese fue uno de los argumentos que utilicé el jueves siguiente cuando me presento en el Ayuntamiento de Mairena en el despacho de Antonio Soria, que fue quien me atendió. Tras contarle nuestra historia me dispuse a pedirle ayuda en la cruzada que yo había decido emprender, y solicité al Ayuntamiento: apoyo de asuntos sociales, la terminación del camino del Campillo, la necesidad de medidas urgentes para reducir la velocidad, y la posibilidad de transporte público al Campillo y urbanizaciones colindantes. Al principio fui un tanto incrédulo en la respuesta e incluso le comenté que volvería todos los jueves para realizar un seguimiento de las acciones que el Consistorio acometiera. No fue necesario, a los pocos días empecé a recibir llamadas del Ayuntamiento que sin duda fue extremadamente sensible con mis peticiones y con una celeridad en los actos que me sorprendieron, incluso me hicieron partícipe en todas las decisiones en las que además, consideraron mi opinión.
Hace unos días, en una de las visitas que regularmente hago a esta página no pude más que entristecerme al leer una noticia que firmaba Izquierda Unida de Mairena, y que para mí fue una crónica con la que no comparto algunos aspectos. Y es que me sentiría bastante disgustado con la utilización política de los acontecimientos anteriormente relatados. Considero que el Ayuntamiento, con su Alcalde a la cabeza, hizo suyas todas y cada una de las reivindicaciones que le presenté, es más, creo que la sensibilidad con la que trataron este tema fue sobresaliente, y desde el primer momento nos pusimos manos a la obra. Se hizo el carril bici, nos reunimos con los responsables de Diputación para adoptar las medidas urgentes, se le dio una respuesta más que diligente a una situación familiar difícil, seguidas estas actuaciones del diseño de un proyecto para la mejora de este tramo de la vía, reuniones estas de las que fui partícipe. Sí es cierto que queda por hacer; personalmente considero que hay que dar a las urbanizaciones servicios similares a los que disfrutan el resto de los vecinos del municipio, que hay que dotarlas de las infraestructuras necesarias, y que por supuesto hay que dar una solución definitiva a esta peligrosa carretera, dotarla además de una iluminación suficiente, arcenes y una doble vía segura. "Al Cesar lo que es del Cesar", y "Es de bien nacidos ser agradecidos", de aquí estas líneas, porque considero que este Ayuntamiento ha estado en todo momento a la altura que exigían las circunstancias y en todo momento nos hemos sentidos arropados.
Pero no me quiero olvidar de un detalle y es que ese humilde camino que entre todos hemos construido, no sirve solo para enlazar estas urbanizaciones con el resto del Pueblo, espero que sirva también para unir conciencias en torno a evitar más accidentes como los que llevamos vividos. Para mí y para otra mucha gente este será siempre el Camino de José Jaén.