(21-Mayo-2006)
Construirán un monolito a las víctimas de la represión
franquista
Informa:
Chema Cejudo
Las
primeras jornadas para el estudio y recuperación de la Memoria Histórica
de Mairena del Alcor culminaron ayer viernes por la tarde con el compromiso por
parte de la concejal delegada de Festejos, Cultura y Juventud, Elisabet Sosa,
de promover la construcción de un monolito u otro tipo de monumento en
recuerdo de las víctimas de la represión franquista en el municipio,
cuya cifra se eleva a 91 si se incluyen desaparecidos, siempre según se
desprende del estado actual de las investigaciones.
El de seguir investigando es otro de los compromisos contraídos por la
representante del consistorio con los estudiosos, extensible a la publicación
de los datos definitivos que se obtengan y la celebración de nuevas jornadas
el año próximo para dar cuenta de lo que el profesor José
Manuel Navarro Domínguez y el estudioso José María García
Marqués consigan extraer del Archivo Militar de Sevilla, donde curiosamente
y aunque en completo desorden se conserva la documentación intacta ante
la falta de interés del funcionario en borrar su rastro convencidos de
que sólo cumplían lo mandado.
Al hilo de estos datos se ha conseguido saber que en el pueblo la represión
del estado policial franquista fue mucho más dura y contundente de lo que
se conocía, excepción hecha de los familiares del casi centenar
de represaliados. Aunque una cosa sí es cierta, que ninguno de ellos fue
ajusticiado en el pueblo al oponerse a estos hechos el efímero presidente
de la primera gestora municipal tras la entrada de las tropas, Marcelino Pérez
Calvo.
A pesar de ello, y tal vez debido al sometimiento del poder civil a la comandancia
militar, nadie pudo evitar el fusilamiento automático y sin juicio (contraviniendo
el decreto de 18 de julio de 1936 emitido por el general Queipo de Llano) de la
primera lista de 76 identificados, entre los que figuran el alcalde de la época,
Antonio Delgado Sánchez, junto a su grupo de concejales y su jefe de la
policía local, Manuel Delgado Vela. Sorprendentemente, en la lista también
aparece el nombre de la primera de las dos féminas de que se tiene constancia
de fusilamiento en Mairena, Rosario Gómez Jiménez. Eso sí,
todos fueron abatidos fuera de Mairena y, según parece en principio sin
implicación directa de maireneros en los hechos.
Y es que Mairena del Alcor no fue ni de lejos uno de esos 71 municipios de los
101 de la provincia de entonces que se libró de la represión, pues
muy a pesar de que los hechos aún están confusos, sí se tiene
constancia de una lucha social importante en los años previos con los sindicatos
UGT y CNT como arietes vinculados a la actividad agrícola.
Otras vías de investigación como la que desde hace años perfila
el historiador local Eusebio Pérez Puerto abundan en la conflictividad
de los años previos como causante directa de la lucha fratricida en que
se resolvieron los hechos a partir de 1936, concretada en amenazas, saqueos, robos,
y quemas de bienes por uno u otro lado, unos hechos que llegaron a llenar de reos
los calabozos municipales hasta su apertura ante la inminencia de la entrada de
las tropas. Todos ellos afines a la Iglesia, como el cura Juan María Coca,
que recibió la peor suerte al morir fusilado en Lora del Río. Otro
episodio negro fue la participación directa de un hijo adolescente del
regidor de entonces en actos delictivos contra bienes de la ermita del Cristo
de la Cárcel en 1932, aunque el incidente se saldó con su puesta
a disposición de la Guardia Civil por parte de su propio padre. El reflejo
en la prensa de tan lamentables hechos marcó la primera aparición
noticiosa del pueblo en el exterior de que se tienen noticias.
Estos episodios, sin embargo, no son compartidos por el investigador García
Márquez, a quien no le consta víctima alguna por el lado de los
nacionales considerando la venganza "desproporcionada". Así,
García abunda en la crueldad y brutalidad innecesariamente ejercidas tras
la entrega del poder a las autoridades militares, comenzando por el fusilamiento
inmediato de sus precursores en un episodio que no se cerraría hasta 1941
con la condena a una multa de 500 pesetas de la época a la viuda del alcalde
depuesto "por responsabilidad civil", según consta documentalmente.
Y es que según sostiene el investigador, ésta junto a los rapados
y paseos de mujeres, los destierros, la obligación de ingesta a aceite
de ricino, o la imposición de limpiar oficinas y dependencias del nuevo
régimen y sus prohombres fueron otras fórmulas de humillación
y sometimiento "innecesarias" practicadas en el pueblo, sostiene.
Acto de desagravio a las víctimas.- Minutos antes de la última
de las conferencias tuvo lugar en el cementerio municipal San José un acto
de desagravio y honra a las víctimas de aquellos luctuosos tiempos. Fue
el portavoz municipal de IU-CA, Urbano Domínguez Romero, como heredero
directo de la fuerza democrática que antes del 18 de julio de 1936 gobernaba
el pueblo (Alianza Republicana), quien dio lectura a la lista de fusilados y desaparecidos
que ya se conocía desde 1941 gracias a las pesquisas realizadas por la
corporación de la fecha ante Capitanía General. Domínguez
Romero, visiblemente emocionado, comentó cómo en ella aparecían
hasta varios miembros de algunas familias que quedaron destrozadas por completo.
Además, sostuvo que si esa relación había sido admitida por
el propio régimen "investigando más seguro que se descubren
muchos casos más que no pasaron por comisaría", aclaró,
tras lo que apostó por seguir investigando.
Al final del acto, que comenzaba sobre las 7 de la tarde, se colocaron un ramo
y una corona de flores ante el sepulcro que en recuerdo de estas víctimas
y con restos de algunos de ellos se abre en el centro del recinto fúnebre
desde que quedó integrado en él en una de sus últimas ampliaciones,
ya que cuando se sepultaron los restos y como medida vejatoria no se consintió
su ubicación en el interior del recinto.