(15-oct-2007) Estudiante de la ESO agrede a otro con un ladrillo
Informa: Chema Cejudo
Con el reinicio del curso también ha vuelto la violencia escolar en una espiral que parece no tener fin. Esta vez ha sido en Mairena del Alcor, donde un estudiante de ESO agredió a otro con un ladrillo a la salida clase, causándole lesiones que sin revestir gravedad sí crearon alarma por su espectacularidad.
Los hechos ocurrían hacia las 14,15 a las puertas del IES María Inmaculada cuando un estudiante de 4º curso de este centro resolvía una disputa aparcada un rato antes en el interior del recinto para tomarse la revancha ante un compañero de su misma edad propinándole de manera inesperada un ladrillazo en la frente que le produjo una brecha de considerables dimensiones con abundante hemorragia. El agresor, provisto de un ladrillo que cogió de una obra de las proximidades del centro, estuvo aguardando en el exterior la salida de su compañero para agredirlo.
Tanto la multitud de alumnos que salían en ese momento de las dependencias del centro como los padres y transeúntes presentes vivieron la situación con una tensión extrema, debido sobre todo a la incertidumbre por el efecto del golpe, habida cuenta de la aparatosidad de las heridas. Una zozobra que se acrecentó aún más si cabe al hacerse presente la hermana menor del herido, que asimismo cursa estudios en el instituto. Su reacción de pánico al ver el rostro ensangrentado de su hermano exacerbó aún más la alerta entre los presentes.
Inmediatamente después de producirse los hechos el equipo directivo del centro puso en marcha el mecanismo de protocolo para estos casos alertando a las autoridades policiales, los padres del niño y los servicios sanitarios. Paralelamente, el joven (de 16 años de edad al igual que su agresor) fue conducido hacia el centro de salud mairenero donde se practicaron una primera exploración y cura, siendo desviado posteriormente hacia el Hospital de Valme, ya que si bien consideraron que las heridas no revestían gravedad, sí consideraron que requerían de intervención quirúrgica por el gran tamaño de la brecha. En el centro hospitalario, además, el joven fue sometido a observación ante la posibilidad de existencia de otros daños no apreciados.
Aunque no han trascendido las causas concretas que motivaron la agresión, sí ha quedado claro, en cambio, que se trataba de la prolongación de un conflicto iniciado con anterioridad por ambos alumnos en el interior del IES. La estupefacción causada por ello no escapaba, por tanto, ni a los propios profesores del instituto ni a otros muchos adultos del barrio o padres de compañeros de los chicos en general, que -según sus propias manifestaciones- no se explican los planteamientos últimos que pueden llevar a un chico de tan corta edad a una reacción tan extrema por una simple disputa de convivencia típica de la edad.
Así, una madre se lamentaba de que “estando criándose entre tanta abundancia y atenciones no se explican estas reacciones en las nuevas generaciones, que son incapaces hasta de soportar no ya una contrariedad, sino incluso ni una mirada”, aseveraba.
Otros, por su parte, se
cuestionaban quién, cuándo y cómo detendrá el peligroso
y desagradable fenómeno; entre tanto, algunos docentes se declaraban
impotentes para sofocarlo, pues como explicaba uno de ellos “si no pueden hacerlo
en el interior por el control que ejercemos sobre ellos se toman la revancha
en la calle como si ésta fuera territorio comanche”, y concluía
afirmando que “el fenómeno tiene una indiscutible raíz social”.