La Asociación
Ecologista "Jaedilla" Ecologistas en Acción de
Arahal organiza cada año llegadas estas fechas la CAMPAÑA
PARA LA PROTECCIÓN DEL AGUILUCHO CENIZO y la CAMPAÑA DE
SENSIBILIZACIÓN SOBRE LA QUEMA DE RASTROJOS, ésta última
una práctica muy extendida por nuestra comarca.
Respecto al Aguilucho Cenizo (Circus pygargus), decir que es una rapaz
que viene de África en marzo y migra a mediados de agosto. El macho
es gris y la hembra marrón, ambos planean a baja altura sobre los
trigales en busca de sus presas.
Una sola pareja consume
durante la reproducción, al menos:
530 insectos (cigarras
y saltamontes)
335 aves (gorriones, trigueros,...)
54 roedores (ratones y ratas)
40 reptiles (pequeños lagartos) Se trata de una especie protegida
por la legislación nacional y autonómica por encontrarse
en situación de Vulnerable. Anida en los campos de cereal, páramos
y estepas.
Cada año se pierden más del 90% de los pollos por la siega,
empacado, herbicidas y quema de rastrojos. ¿Cómo colaborar
para SALVAR LOS POLLOS?
PROCURA SEGAR A DOS CUARTAS PARTES DEL SUELO.
SI VES DURANTE LA SIEGA UN NIDO CON HUEVOS, DEJA UN RUEDO SIN SEGAR.
SI VES UN NIDO CON POLLOS, APÁRTALOS Y LEVANTA LAS CUCHILLAS DE
LA SEGADORA AL PASAR SOBRE EL NIDO, RODÉALO CON PAJA.
SI VAS A EMPACAR LA PAJA Y QUEMAR EL RASTROJO, TRASLADA LOS POLLOS MEDIANOS
O GRANDES A LA PARCELA DE GIRASOL O LINDE MÁS CERCANA ANTES DE
ESTAS LABORES. LOS PADRES DARÁN CON ELLOS EN MEDIA HORA. NUNCA
TRASLADES LOS POLLOS CHICOS.
NO QUEMES LOS RASTROJOS O RETRASA ESTA LABOR HASTA MEDIADOS DE AGOSTO.
ADEMÁS DE SALVAR A MUCHAS ESPECIES, OBTENDRÁS UN BENEFICIO
PARA TU TIERRA.
NO EMPLEES NI INSECTICIDAS, NI HERBICIDAS INNECESARIAMENTE.
Agricultor: Si conoces la existencia de algún nido en tu campo,
o si lo encuentras en el momento de la siega, POR FAVOR, a la mayor brevedad
posible llama al Centro de Recuperación de Especies Amenazadas
(CREA) de Sevilla. Tfno: 670 94 15 92
Respecto a la quema
de los restos de cosecha, más conocida en nuestra comarca como
quema de rastrojos, nuestra Asociación viene a poner en conocimiento
de todos, pero especialmente a los agricultores, que esta práctica
agrícola que es tradicional en España, y que está
regulada tanto a nivel estatal como autonómico, y que está
prohibida en la Unión Europea, consiste en quemar los restos vegetales
que quedan en el terreno después de la cosecha. Este hecho causa
una serie de perjuicios sobre el medio ambiente, provocando cambios notables
en el desarrollo normal de la vida en nuestros campos, llegando a esquilmar
la tierra y perjudicar a la atmósfera a largo plazo.
Esta práctica
obsoleta tiene una mayor incidencia en la provincia de Sevilla, y muy
especialmente en la Comarca de La Campiña y la Vega, dado el carácter
eminentemente agrícola de su economía, pues una gran extensión
de su superficie es utilizada para cultivos cerealistas como el trigo,
la cebada, maíz, centeno, etc., así como para oleaginosas
como el girasol.
El impacto de esta
actividad sobre la pérdida de suelo fértil, la desertización
y la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas,
sin contar con el riesgo de incendios y la emisión de dióxido
de carbono a la atmósfera, son algunas de las consecuencias más
negativas de esta práctica.
También al
quemar el rastrojo eliminamos gran cantidad de nidos, pollos, volantones
o crías de numerosos animales que no pueden huir de las llamas.
Son eliminados los pequeños animales que viven sobre y dentro del
suelo que enriquecen el mismo con sus excrementos y con sus propios restos.
Además se destruye toda una flora y fauna invisible a nuestros
ojos y que es la encargada de que el suelo sea fértil, ya que estos
microorganismos intervienen directamente en los procesos de descomposición
de la materia orgánica.
Cuando se quema la
paja se consigue aportar a la tierra una pequeña cantidad de potasio,
pero se pierde la capa superior del suelo con lo que desaparece el coloide
y con él la capacidad hídrica conseguida, favoreciendo la
desertización. Junto con el humo escapa el nitrógeno (algo
vital para las plantas) retenido por las raíces de muchas plantas,
el elaborado por las bacterias que viven en el humus y el obtenido por
las micorrizas. Se calcula que la quema de media hectárea de rastrojo
hace desaparecer 100 Kg. de nitrógeno, que luego deberán
ser añadidos de modo artificial para que crezca una nueva cosecha.
Del mismo modo arrebatamos
a la tierra una considerable cantidad de materia orgánica que de
otra forma serviría al descomponerse como abono para el campo.
LA QUEMA DE RASTROJOS
SUPONE:
La aniquilación de la fauna por el propio fuego, o por la eliminación
de nutrientes y pequeños animales con los que ésta se alimenta.
La reducción de capacidad de retención del agua, puesto
que la paja mezclada con la tierra aumenta estas propiedades del suelo.
La destrucción de un recurso (la paja) que es utilizable por el
ganado, o en otras actividades agrícolas e industriales.
El uso masivo de fertilizantes artificiales que merman sensiblemente la
rentabilidad de las cosechas, perjudican el propio suelo y contaminen
las aguas subterráneas.
El humo de las quemas contamina la atmósfera, agravando el efecto
invernadero y aumenta el agujero de ozono.
El frecuente incendio de arroyos, lindes, bosquetes y bosques que proporcionan
sombra, sirven de refugio a la fauna y a un gran número de plantas
comestibles o medicinales.
Degrada el paisaje.
El aumento de la erosión y la desertización.
ABSTENERSE DE QUEMAR SUPONE:
Un aumento de la Biodiversidad permitiendo que la fauna amenazada y cinegética
se recupere.
El reciclaje de la paja como abono natural para la tierra, alimento para
el ganado o recurso para la industria.
Cobijo y alimento para la mayoría de especies de los cultivos cerealistas,
especialmente a las cinegéticas (perdiz, codorniz, liebre, conejo,...).
La reducción de las cantidades de agrotóxicos que se vierten
cada año al campo, y posteriormente van a parar a las aguas subterráneas.
La eliminación de buena parte de los incendios forestales que se
dan en zonas agrícolas rodeadas de bosques.
Recuperar con el tiempo la sombra que históricamente han proporcionado
los árboles o arbustos de los arroyos, caminos, lindes o sotos,
al evitar su quema año tras año.
Si el rastrojo se entierra, se consigue un aporte de humus muy importante:
Rastrojo y raíz de trigo: 400-600 Kg. Ha/año de humus.
Rastrojo y raíz de cebada: 300/400 Kg.
Rastrojo y raíz de maíz: 700-900 Kg.
No debemos olvidar que aquellos agricultores que incumplan la normativa
existente en materia de quema de rastrojos, podrán ser penalizados
e, incluso, se les podrá retirar las subvenciones. Quemar los restos
de la cosecha supone la pérdida del pago íntegro de las
ayudas para aquellos propietarios que desarrollen requisitos agroambientales
en sus cultivos.
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