El Club Deportivo Mairena del Mairena del Alcor, cuya junta directiva presidida por el constructor Juan Moreno Gallardo dimitió el pasado día 30 de mayo ante la precariedad económica que atraviesa la entidad, no consigue levantar cabeza y dotarse de un nuevo órgano de gobierno, aunque sea transitorio.

Durante la reunión de este fin de semana en las instalaciones del club en polígono Gandul, bajo la presidencia interina de Francisco Sánchez, se evidenció el bajo estado emocional por el que atraviesan los 1.000 socios de la entidad. Como mal de fondo del decano del fútbol mairenero, su situación económica, la misma que provocó la salida de su presidente hace unos días. Tal fue la situación interna que se vivió en su asamblea del pasado vienes que ya no sólo no se consiguió formalizar una candidatura a la presidencia, sino ni siquiera constituir una comisión electoral que comande el proceso, como tampoco la formación de una junta gestora que rija los destinos de la familia albinegra mientras se fragua una solución duradera.

El único acuerdo al que pudo llegarse fue el nombramiento de una comisión de notables, elegida espontánemente entre los presentes, con la encomienda de pedir una entrevista al alcalde para informarle de la situación. Sus nombres son Manuel Ortiz, Manuel Pineda, Francisco Sánchez, José León, y el actual entrenador, Eusebio Navarro. Éstos aceptaron la encomienda en el contexto de una junta donde no faltaron posiciones extremas por parte de algunos socios muy resentidos por el incumplimiento de ayuda prometida por el alcalde, Antonio Casimiro Gavira (PSOE), que de momento no ha llegado.

El Mairena necesita financiar el 70% de su presupuesto, que esta temporada se completará mediante aportaciones de empresarios locales y foráneos, gracias al compromiso arrancado por el ex presidente Moreno, quien ni siquiera estuvo presente en la asamblea. Tales aportes permitirán saldar la deuda contraída con la plantilla, entre otros compromisos pendientes. Una plantilla, por cierto, que ya empieza a ser tentada por ofertas de otros clubes de la categoría, con economías más normalizadas.

Así quedó de manifiesto en la asamblea (en el estadio San Bartolomé), donde también se enfatizó en la perentoriedad de tenerlo resuelto todo cuanto antes para que, con la constitución de cualquier órgano de gerencia, se pueda funcionar y gestionar la venidera temporada 2008-2009, donde el club volverá a competir en Tercera División. La alarma por la situación llevó a algunos socios, con ánimos exaltados, a postularse por tirar la llave al césped del terreno de juego, disolver el club, y entregar las instalaciones al Consistorio para que edifique en ellas.