- La imagen de Gavira concentró a una multitud más típica de Viernes Santo a lo largo de su emocionante paseo por el centro

Mairena del Alcor se echó literalmente a la calle ayer Domingo de Resurrección para admirar en procesión al Cristo Resucitado de Antonio Gavira. Expuesto al culto en la parroquia de la Asunción desde que hace ocho años lo esculpiera el veterano catedrático emérito de Bellas Artes, la dilatada espera hasta verlo procesionar se vio colmada con creces por la feligresía mairenera, que en un ambiente de masiva alegría acompañó al Cristo en su recorrido completo.

El artista, con sus propias palabras, resumió ante el paso presidiendo la comitiva su sentir ante la junta rectora de la Hermandad Sacramental, ratificando "el acierto de haber hecho caso a mi madre brindando a Mairena esta querida imagen". Una escultura imponente en sus dimensiones, serena en su expresión de mirada perdida al horizonte, que impartió su bendición salvadora a lo largo de todo el recorrido por el centro urbano mairenero, donde marcó un camino alternativo a las procesiones que habitualmente lo recorren.

Partió del templo principal del pueblo con algo de demora sobre el horario previsto, a las 12,30 aproximadamente, debido a la prolongación de la función religiosa de Resurrección que precedió su salida. Desde el pórtico de la Asunción, ya invadido su entorno por la multitud, continuó su alegre peregrinar por calle Real, plaza de Alconchel, Ancha, Calatrava, Huerta Pablo, Cantarito, San José, San Fernando, plaza de las Flores y Daoiz, hasta retornar al templo hacia las 3 del mediodía.

El tiempo esplendido, como cómplice de la alegría por la buena nueva salvadora, animó aún más al gentío a congregarse al paso de la imagen en todo su trayecto, animado por alegres marchas que sin cesar interpretaron los jóvenes de la Agrupación Musical de Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores de Gilena.