- Las banderas, que
lo inundaron todo, se agotaron en las tiendas
Nunca antes hasta ahora Mairena del Alcor había vibrado como lo
hizo ayer al pulso de las emociones que la Selección Nacional Española
enviaba desde Sudáfrica, donde disputó la Final del Mundo
de Fútbol en la que se impuso por un peleadísimo gol 1 a
0 al combinado nacional de Holanda, que en absoluto lo puso fácil.
El ambiente se respiraba desde días antes, pero particularmente
desde el la jornada anterior sabática. Los maireneros y las maireneras
bien se encargaron de exteriorizar su apoyo a "La Roja" con
un despliegue sin igual ni complejos de la enseña nacional, que
ondeó orgullosa en establecimientos públicos y viviendas
particulares, en algunos casos con varias en el mismo edificio, mientras
que no faltaron edificios que las exhibieron asidas a enormes mástiles.
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Unas con el toro de Osborne, otras con el escudo constitucional, y otras
sencillamente lisas, sus destellos rojos y amarillos resaltaron igualmente
portados desde numerosos automóviles abrochadas a sus antenas.
Fue tal el despliegue que llegaron a agotarse días antes en la
casi totalidad de los establecimientos que las venden sin posibilidad
de reposición por los almacenes que los surten.
Los comentarios tampoco faltaron en las conversaciones de los paisanos,
casi siempre optimistas antes del partido pero atenuados de triunfalismo
durante el transcurso de la celebración, enmudecido ante el juego
rudo de los holandeses, la indolencia punitiva del árbitro con
sus excesos, y la resistencia pertinaz del gol a entrar en meta contraria.
Las casi dos horas de tensión acumulada con la ciudad enmudecida
pendiente de la radio y la televisión fue diluida súbitamente
por el golazo de Iniesta en el minuto 115, que sirvió de deshago
atronador y dio pie a una alegría desbordada tras la tensión
y nervios acumulados.
A parte de los hogares, los escenarios callejeros improvisados en kioscos
(como Alconchel), pantallas exteriores (como la de la Cafetería
La Paloma), o espacios verdes como el bulevar de la avenida de Andalucía
y El Lemos concitaron la presencia masiva de espectadores. Entre ellos,
ningún otro para la juventud como la caseta municipal de feria,
donde el Ayuntamiento autorizó la instalación de una pantalla
gigante con barra. Desde allí, tras el partido, como el resto de
maireneros, los más jóvenes se lanzaron especialmente al
trasiego urbano de calles y avenidas a compartir su inmensa alegría
entre el sonar de cláxones, ondear de banderas, abrazos fraternales
y cánticos de alegría que sonaron al unísono sin
distinción de ningún tipo.
También los emigrantes maireneros sintieron en primera persona
el éxito de la Selección Nacional de España, que
tantos millones de corazones apoyaron fuera de nuestro país. Costó
mucho, pero una vez conquistada la Copa Mundial, el éxito hizo
sentirse a Mairena la misma Gloria en la Tierra. Por eso demoró
la fiesta hasta bien entrada la madrugada, concentrando la máxima
afluencia de forofos en las avenidas de la antigua travesía, plaza
de las Flores, y, sobre todo, en la
Glorieta de Cervantes, donde la Policía Local consiguió
evitar el baño en la fuente de los más jóvenes.
Mairena lo tuvo claro: España puede con lo que le echen si sabemos
estar unidos. Así, los españoles hemos conseguido ganar
nuestro primer mundial de fútbol gracias al esfuerzo de nuestros
gladiadores del balompié y el apoyo de todos. "¡Que
no sea el último!", también se escuchó pedir.
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