Calixto Sánchez comenzó en el cante de niño en Mairena del Alcor al calor del buen ambiente que ofrecía el mairenismo, entonces en pleno esplendor con Antonio Mairena en vida. Es, por tanto, alumno de esa escuela, y su arranque se caracterizó por la aparición dosificada en público por los diversos bares que la plaza de las Flores y su entorno ofrecían al público en aquel entonces. Un retraimiento fruto de su timidez, que fue venciendo con los años mientras se curtía en concursos por toda la geografía cantaora, hasta que en 1980 se consagró como figura indiscutible tras alzarse ganador de la primera Bienal de Flamenco de Sevilla.

A partir de entonces su presencia en el cante también se diversificó con la publicación de varios discos, impartición de cursos y charlas, y el montaje de un buen número de espectáculos. La labor de compendio e investigadora tampoco se le quedaron al margen, sobre todo a través de su acción como director del Centro de Documentación de Flamenco de Jerez de la Frontera.