V Marcha hacia
la Prehistoria. El Viso del Alcor - Iglesia, Convento y otros monumentos
Sábado 18 Marzo 2006
I
Ruta 2001. Visita a Gandul. II
Ruta 2002. Ruta de Alcaudete III
Ruta 2003. Clavinque IV
Ruta 2005. Luchena, castillo y molinos
La A.M.P.A.
del colegio Isabel Esquivel, en colaboración con el propio colegio y
con el patrocinio de la Delegación de Cultura, Festejos y Juventud del
Ayuntamiento de Mairena del Alcor, organizó la V Marcha a la Prehistoria
el sábado 18 de marzo de 2006. La lluvia no impidió la marcha
a pesar de que en ciertos momentos la comitiva tuvo que refugiarse de las enormes
trombas de agua que cayeron a lo largo de la mañana.
El señorío
A mediados del
siglo XIV el lugar (entidad de población inferior a la villa), de El
Viso del Alcor era una pequeña alquería de la campiña sevillana
situada en la ladera de los Alcores, de donde toma su nombre, que formaba parte
de cinturón de pequeñas poblaciones y cortijos que rodeaban Carmona,
de la que dependía jurídicamente por encontrarse en su término.
El señorío del lugar es concedido por Enrique II en 1371 a D. Gonzalo Mexia, Maestre de Santiago, enajenándolo de la jurisdicción de Carmona. A la muerte de D. Gonzalo, su viuda, Dña. Elvira, continúa ejerciendo el derecho señorial pese a la oposición de Carmona. Ya con anterioridad, en 1342, Alfonso XI había segregado del término de la ciudad el señorío de Mairena, entregado a Pedro Ponce de León, señor de Marchena, y la ciudad se oponía a esta nueva pérdida.
Tras la muerte de Elvira El Viso regresa a la corona y por tanto vuelve a integrarse en término de Carmona, aunque por poco tiempo. El rey Juan II concede en 1440 el señorío a Juan Arias de Saavedra, alguacil mayor de Sevilla, reconociéndole en 1441 media legua de término alrededor del lugar. La oposición de Carmona a reconocer esta nueva segregación lleva, tras diversas negociaciones, al acuerdo firmado en octubre de 1444, por Juan de Saavedra y el Concejo de Carmona para el deslinde del término, aceptando el señor un término menor a cambio de su reconocimiento por la ciudad y la conservación de la mancomunidad de pastos entre ambos términos. Los Saavedra, del linaje de los Guzmanes, serían señores y luego condes de Castellar, título que termina incorporándose en el s. XVIII a la poderosa casa de Medinaceli.
El Viso tiene un término muy reducido, apenas media legua, la mayor parte perteneciente al señor, quien era dueño incluso del suelo edificable, por lo que para construir una nueva casa debía pedirse permiso al señor y comprometerse a pagar un canon o censo perpetuo. Durante siglos la escasez de posibilidades que ofrecía el término lleva a muchos de sus vecinos a trabajar fuera de la población, arrendando tierras en el extenso término de Carmona, o en Mairena, pastoreando ganado, o trabajando como arrieros y traginantes. La mayor parte de su población, modestos jornaleros, trabajan para los arrendadores de tierras del señor, los escasos labradores locales o formando cuadrillas que se contratan como temporiles en los cortijos de Carmona. Un reducido número de labradores, hortelanos y artesanos constituyen la elite local que controla el cabildo y gestiona los asuntos públicos.
En 1837, con la ley de desvinculación, se suprime el régimen señoríal, pasando la villa a covertirse en municipio ordinario, aunque el señor conservó la propiedad de sus bienes, rústicos y urbanos.
La Recovera
La escultura en bronce de
Jesús Gavira es un homenaje a la mujer trabajadora, concretado en un
modelo social muy popular en El Viso, la "recovera". Esta figura se
hizo especialmente notoria en El Viso en los duros años de la posguerra,
cuando estas mujeres, generalmente viudas o con escasos recursos, encontraron
un medio de salir adelante recorriendo granjas y huertas para llevar sus productos
a venderlos en Sevilla, ciudad que presentaba importantes problemas de abastecimiento
de alimentos. Conocida era su habilidad para ocultar los productos a la inspección
de agentes de fielatos y recaudadores de tasas municipales que vigilaban en
estaciones, plazas y mercados.
Convento de la Merced
(Corpus Christi)
El nucleo primigenio de El
Viso se encuentra en el cerro coronado por el templo paroquial y en cuya suave
ladera se ubica el convento del Corpus Christi, de la orden mercedaria. Fue
construido en el s. XVII bajo el patrocinio de Beatriz de Mendoza, IV condesa
de Castellar y señora de El Viso. En 1603 obtiene bula papal para la
fundación de un convento mercedario dotando el terreno, los fondos para
la construcción como patrona del convento con derecho de enterramiento
y uso de sus armas en el altar.
El convento lo construye
el maestro Diego Pérez de Alaraz junto al palacio de la condesa. Presenta
planta rectangular con dos crujías, una para la casa y otra para la iglesia,
en ángulo de 90 grados y otras dependencias menores en torno a un pequeño
claustro con arcos de medio punto sobre pilares. En la escalera principal destaca
una soberbia cúpula que aun conserva restos de pintura. Tras la desamortización
fue utilizado como casa de labor para la huerta, propiedad del duque de Medinaceli.
Desde 1880 hasta los años 40 fue casa cuartel de la Guardia Civil y posteriormente
casa de vecinos. La iglesia del convento está hoy ocupada por la capilla
de la hermandad de Jesús Nazareno y las restantes dependencias por el
ayuntamiento.
Al exterior muestra dos portadas. La de la iglesia, fechada en 1776, con pilastras acodilladas rematadas en un fantasioso arquitrabe con friso de triglifos y metopas y la entrada del convento, flanqueada por un panel con orejetas y doble arquitrabe con molduras y timpano semicircular roto. En el tímpano encontramos un azulejo con San Pedro Nolasco fechado en 1630. Sobre la estructura constructiva resalta una espadaña dieciochesca con dos vanos en arco.
La iglesia presenta una
sencilla estructura propia de los conventos sevillanos. Consta de una sola nave
con el presbiterio ligeramente resaltado en altura. Se cubre con una bóveda
de cañón con lunetos reforzando los muros con 5 tirantes de hierro.
La cabecera se cubre con una bóveda de media naranja rebajada. Esta combinación
es característica de la arquitectura conventual sevillana de principios
del s. XVII.
En la pared del Evangelio se halla el enterramien-to de Gaspar Juan de Saavedra, V conde de Castellar, fechado en 1622 como patrono de esta iglesia. En el vestíbulo una escalera comunicaba con el palacio.
El retablo mayor consta de banco o predela, cuerpo principal con tres calles, y ático. Por su estilo corresponde a la segunda mitad del siglo XVIII y ya en un inventario de fines del s. XIX lo califica de "churrigueresco" por su riqueza decorativa. Preside el retablo la Virgen de la Merced, imagen de talla, escultura de tamaño algo mayor del natural, con túnica y manto estofado, que data probablemente de principios del XVII. Detrás de este retablo se halla el primitivo, contemporáneo de la iglesia, de tipo muy plano, recorrido por pilastras y con venera central, quedando los marcos donde iban las pinturas.
Los retablos del cuerpo de la iglesia presentan una cierta unidad decorativa que parece indicar que responden a un diseño unitario, aunque su realización fuese escalonada a lo largo del tiempo. Las cuatro capillas más próximas al altar mayor, dos en cada lado, presentan retablos- marco, con un gran lienzo, típicos del siglo XVIII. Los dos retablos cercanos a la puerta presentan imágenes de talla.
Iglesia de Santa María del Alcor
El templo parroquial presenta
una estructura típica de iglesia mudéjar en su cuerpo central
aunque diversas reformas de época moderna han cambiado considerablemente
su fisonomía. El elemento central corresponde a un edificio del mudéjar
tardío, probablemente de principios del XVI, construido en ladrillo,
con tres naves, siendo más ancha y alta la central que las laterales,
separadas por pilares que soportan arcos de medio punto con alfiz.
Las naves se cubren con armadura lima bordón a tres aguas en la central y alfarjes a un agua en las laterales. La nave central se refuerza con tirantes pareados decorados con labor de lacería con estrellas de 8. El presbiterio presenta una planta pentagonal conservando probablemente la estructura de la primitiva cabecera mudéjar. Es probable que a fines del s. XVI, cuando la familia Castellar obtiene el patronazgo de la capilla mayor, se edificase la cúpula de cobertura modificando la traza primitiva. Se cubre con una bóveda semiesférica de anillos, ligeramente achatada en la base en el contacto con el arco toral y presenta decoración de anillos concéntricos. Al exterior no trasdosa cubriéndose con una estructura cuadrangular con tejado a cuatro aguas. A ambos lados encontramos dos capillas laterales, la del Sagrario en el Evangelio y la del Carmen en la Epístola, cubiertas con bóvedas de arista.
A fines del s XVII se efectúan
obras en las puertas, tejados y bóveda de la capilla mayor. En el s.
XVIII se reforma significativamente la iglesia, reparándose el presbiterio
que quedará con la forma actual. El terremoto de Lisboa afectó
profundamente a la iglesia produciendo cuantiosos daños. En las obras
de reparación que se emprenden se derriba la antigua torre del campanario
y sobre la escalera de la antigua se edifica la actual en 1756. A fines de siglo
en 1785 se amplía el templo construyéndose varias capillas laterales,
la capilla del sagrario actual, la capilla bautismal y entre ésta y la
torre , una pequeña sala cubierta con bóveda de cañón
con lunetos. Se cierra la puerta central de los pies y se abren o amplían
las puertas laterales rematadas con frontón triangular partido
El retablo original no se ha conservado. Tenemos noticia de la construcción
de uno en 1581 cuando los condes de Castellar, señores de la villa, obtienen
los derechos de dotación, patronazgo y enterramiento, aunque nunca ejercieron
este último, sobre la capilla mayor de la iglesia, con obligación
de construir un retablo y mantenerlo. En la cabecera existen dos capillas laterales
que llevan bóvedas de crucería. Este retablo fue sustituido en
la reforma de la segunda mitad de siglo XVIII por el actual, hecho en madera
y policromado imitando mármol. Es de estilo barroco de la segunda mitad
del XVIII, con formas ligeras y estructuras clásicas de arquitectura
clara. Presenta dos cuerpos organizados en dos calles, con grandes columnas
retalladas con capiteles corintios y un pequeño ático sobre una
gran cornisa.
La talla de Santa María del Alcor de la hornacina central fue realizada en 1938 por Cerquera Becerra, copiando la primitiva, que era una imagen de principios del siglo XVI. En las hornacinas laterales estaban las imágenes de San Bartolomé, Santa Catalina, Santa Bárbara y San Juan Nepomuceno.
En el presbiterio se conservan
dos magníficos lienzos recientemente restaurados, que representan las
estigmati-zaciones de San Francisco y Santa Catalina, de influencia veneciana,
que pueden datar-se en el siglo XVII. A los pies del templo se halla una sillería
de coro, procedente del convento de los merce-darios, del s. XVIII, con elementos
de rocalla y decoración en "C" característicos del momento.
En la nave del Evangelio se abre la capilla del Cristo de Amor cubierta con
cúpula semiesférica algo rebajada sobre pechinas. En la nave de
la Epístola se abren dos capillas cubiertas con bóvedas vaídas.